Capítulo siete

1.6K 182 71
                                    

"Kilig" es una obra original de Hobibuba cualquier reproducción total o parcial de la obra sin el permiso explícito de la autora incurre en un delito.

Esta es una adaptación de dicha obra 100% autorizada por la autora.

Hitoshi frunció el ceño mientras miraba la carta del restaurante, sin decidir todavía lo que quería comer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hitoshi frunció el ceño mientras miraba la carta del restaurante, sin decidir todavía lo que quería comer. Suspiró, exasperado, levantando la vista y encontrándose con la divertida mirada de Neito, que le observaba con cierta fascinación.

—¿Y tu esposo? —preguntó de forma burlona Hitoshi.

—¿Ese bobo? —Neito rodó los ojos—. Tetsu está estacionando el auto, ya sabes lo lento que es para algunas cosas —el omega lo miró, guiñándole un ojo—. ¡Te ves fantástico, Hitoshi!

—Si Tetsu se entera de que me estás coqueteando… —dijo con advertencia Hitoshi, aunque sonreía con leve diversión.

—Bah, no me haría jamás nada —Neito observó la carta—. Ugh, todo suena mal y horrible.

—Bebé, no digas eso —Tetsu apareció de pronto, sonriéndole a Hitoshi—. ¿Cómo estás, Shinso? —saludó tendiéndole la mano.

—Pero quiero una sandía, amor, y acá no tienen sandía —los ojos de Neito se pusieron llorosos, y Hitoshi dio vuelta los ojos, sabiendo que estaba actuando sólo para que cumplieran sus caprichos—. Estoy esperando a tu hijo, y el pequeño tiene hambre.

—Oh, ¿así que decidieron agrandar a la familia? —se burló Hitoshi llamando su atención—. Espero ser el padrino.

—¡Jamás! —Neito se cruzó de brazos—. No queremos que nuestro bebé sea amargado, sombrío y aburrido como tú.

Hitoshi lo miró ofendido mientras Tetsu tapaba su boca para ocultar la risa que quería salir.

A eso se refería Hitoshi cuando pensaba en lo extraña que era la pareja para esos tiempos. Normalmente, el omega solía ser más callado, sumiso y complaciente con su pareja alfa, sin querer interponerse, hablando sólo cuando era conveniente. Neito era todo lo contrario: grosero, fastidioso y bromista, y a Tetsu realmente no le importaba su actitud, siempre asintiendo en todo lo que dijera o pidiera.

Pero Hitoshi los envidiaba, en especial cuando Neito se recostaba contra Tetsu con total confianza, no por obligación, y el alfa lo rodeaba con un brazo, sonriendo automáticamente, como si fuera feliz con ese simple gesto.

Ordenaron algo para comer, y mientras esperaban, Hitoshi decidió sacar el tema que tanto lo había estado estresando los últimos días.

—Encontré a mi omega —comentó casualmente.

Neito escupió el agua que estaba bebiendo en tanto Tetsu parpadeaba.

—¿Cómo? —Neito lo observó de forma incrédula—. ¿Tú, Hitoshi? ¿El mismo Hitoshi que decía que no quería un omega porque quitaban mucho tiempo? ¿El mismo Hitoshi que rechazaba a las más lindas omegas de la universidad?

KiligDonde viven las historias. Descúbrelo ahora