Capítulo doce

1.1K 117 92
                                    

"Kilig" es una obra original de Hobibuba cualquier reproducción total o parcial de la obra sin el permiso explícito de la autora incurre en un delito.

Esta es una adaptación de dicha obra 100% autorizada por la autora.

Esta es una adaptación de dicha obra 100% autorizada por la autora

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Yo no habría perdonado a mi alfa por una infidelidad. ¡Eso es humillante! Yo le habría roto el pene y obligado a que se lo comiera.

— Es por eso que no tienes pareja, Toru.

— No tengo pareja porque nadie es lo   digno para mí —replicó Toru mirando sus uñas con interés.

Hatsume suspiró, rodando los ojos mientras observaba a Denki, que ese día había llevado a Katsuki a las clases porque su alfa tuvo una operación de emergencia y no tenía a nadie que pudiera cuidarlo. El bebé, en brazos de Denki, estaba mirando concentradamente un cubo rubik, tratando de girarlo con sus rechonchas manitos, ajeno a todo el mundo en tanto Denki masticaba una manzana.

—No lo he perdonado — contestó Denki distraído.

Toru resopló, levantando la vista.

—Deberías averiguar con quién te engañó —siguió picando Toru—, así le das una paliza.

Hatsume golpeó a Toru en la cabeza, sacándole un quejido.

—De verdad, ¿no te cansas de ser mala? —regañó Hatsume—. Lo que menos necesita ahora Denki es que no lo apoyemos.

La beta suspiró, negando con la cabeza.

—Es sólo que no puedo entenderlo —respondió Toru—. Una infidelidad... ¿cómo puedes soportarlo?

No, en realidad no lo soportaba.

Varias noches se había sorprendido a sí mismo, mientras Hitoshi le hacía el amor con total dedicación y ojos llenos de ternura y cariño, si esa omega de rostro desconocido que Hitoshi había besado no sería mejor que él. Si no tenía mejores cualidades más acordes a las necesidades de Hitoshi. Si no podía darle ese bebé que Hitoshi tanto parecía querer.

Esa mañana había botado al basurero la tercera prueba de embarazo que se hacía desde que Hitoshi lo marcó con el mismo triste resultado: negativo.

Denki era fértil, lo sabía, pero sabía también que sus hormonas no estaban en sintonía con las necesidades de su alfa porque estaban más preocupadas de envolver a Katsuki para que estuviera bien y feliz. Sólo cuando Katsuki fuera más independiente recién podría quedar preñado otra vez, pero para eso todavía faltaba, y no sabía cómo sentirse respecto a aquello.

—¿Estás seguro de que un día no aparecerá esa omega a decir que quedó en cinta? —preguntó sin maldad Toru.

Denki sacudió la cabeza.

—Hitoshi dijo que sólo se besaron —murmuró débilmente.

—Y el infierno es sólo un sauna —replicó Toru antes de ganarse otro golpe—. Deberías sacarle celos con Dabi. Nuestro pobre profesor te mira como un cachorrito —agregó Toru como si nada.

KiligDonde viven las historias. Descúbrelo ahora