Futuro interrumpido - Bucky Barnes +18

Entrar en tí

«Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo. Para cuando la razón es capaz de entender lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas»

Skylin necesitaba algo fuerte. Un impacto.  Una emoción que sobrepasara el caos que vivía internamente. Necesitaba un golpe energético, una descarga. Sentir el peligro.
Y había encontrado eso en el lobo.
Porque él ante sus ojos era demandante, retador, era un hombre que se hacía respetar. Un hombre de pocas palabras, autoritario, poco flexible.  

Un hombre. Un hombre con todas las letras. Vivido, maduro y adulto.

El lobo iba a frenarla siempre,
Iba a ponerla en su lugar, enojarse con ella, detenerla y llevarla a su sitio. Era un hombre misterioso, cauteloso y hermoso también. Era lo que necesitaba para ese sacudón. Agarrarse de él era sujetarse de un huracán, que la llevaría hasta el ojo dónde no había peligro.

Pero ¿hasta qué punto Bucky estaba dispuesto a sujetarla?
¿Hasta qué punto estaba dispuesto a ayudar sin recibir nada a cambio?
Más que algunos besos y toqueteos de adolescente.

Bucky no estaba para eso.
Porque él era un hombre.
Un hombre que ya había pasado mucho. Alguien que sabía de todo mucho más que ella. Y quien no toleraría ciertas estupideces.

Bucky era un hombre.

Pero ella veía en él un animal salvaje, hambriento y con ganas de devorar.

No lo conocía en lo absoluto. Y por esa razón se equivocó de nuevo. Porque era egoísta y solo pensaba en ella y en sus suposiciones y prejuicios.

Bucky frenó su beso y suspiró intentando entrar en razón. No sabía por qué la había besado o tal vez sí, pero no quería seguir por ese camino... No podía. No con esa Skylin completamente destruida y vulnerable.

No.
No estaba bien, no era correcto, no.
No debía.
No.

Y valla que tuvo que repetírselo varias veces a él mismo, porque parte de ser un hombre era sentir cosas físicamente por las mujeres.
Y sí que llevaba tiempo sin tener una pizca de eso. Desde mucho antes de llegar a Wakanda incluso.
Naturalmente era difícil.

La gata le causaba contradicciones de nuevo.

¿Qué demonios hacía con ella? ¿Qué rayos hacia para no volverse loco y hacer las cosas correctamente?

En verdad quería hacer las cosas bien. En verdad.

Como le costaba aquello. Que tarea tan difícil.

_No puedo hacer esto Skylin_ susurró cerca de su cara, con los ojos cerrados. Respiró profundo.

_Necesito esto_ le rogó. Las manos de la gata fueron a parar a la cintura del lobo, queriéndolo traer hacia ella. Sintió su cuerpo, su dureza, su fuerza. Pero él le puso un alto. Deteniéndola para que no avanzara más. Puso sus manos en los antebrazos de la chica.

_Necesitas ayuda Skylin, ayuda profesional_ ella negó varias veces y hundió sus uñas en el cuerpo del lobo_lo necesitas_ repitió él.

Se veía tan confundida, tan perdida. 

Y un flash vino a su mente.

La confusión, el desorden, la pelea interna entre lo que parecía verdad y lo que parecía un sueño. La silla y los choques eléctricos en su cerebro. Las palabras en ruso. el dolor, el dolor, el dolor.

La cara de Skylin lo había llevado a ese recuerdo. Quiso alejarse de ella. De repente las manos de la gata en su cintura quemaban. 

Quiso alejarse, pero no podía. Aquellos ojos vidriosos y asustados se lo impedían.