bouqué - tαekook/kooktαe

CINCO.

La puerta de la habitación se abre de un golpe. Europa entra de espaldas, introduciendo como puede la llave en la ranura que permite dar electricidad a toda la estancia mientras Taehyung ataca furiosamente su cuello.

Cierran la puerta tras ellos sin prestar mucha atención al ruido que producen y en un pestañeo el de pelo azul ya no tiene su camiseta.

- ¿Me recuerdas por qué estamos haciendo esto? - pregunta agitado y con voz jocosa.

- Ni lo sé ni me importa - obtiene como respuesta de la morena, quien está lanzando su suéter por los aires.

¿Que cómo han llegado aquí? Sencillo.

Taehyung había pasado la tarde enseñándole cómo funcionaba su negocio, las rutinas que seguían, los tacos de frases para cada café, la carta, cómo se hacían algunas bebidas... Europa estaba realmente impresionada por la pasión de su amigo en aquel local que parecía mil veces mejor de lo que él había soñado construir, por lo que le miraba embobada casi todo el tiempo, queriendo saber más con cada cosa que él le contaba.

Tras charlar sobre cómo sería el evento del día siguiente y dejar todo preparado junto con Hobi, el de pelo rosa se despidió para marcharse a casa, quedándose solos con los últimos retoques, los cuales Europa había insistido en repasar junto a su amigo.

Poco después, Taehyung había dejado su ropa de cambio perfectamente ordenada para la tarde siguiente y salían del local cerrando ruidosamente la cancela.

- ¿Queda muy lejos tú hotel? - había preguntado Taehyung.

- No, está a dos manzanas - respondió la morena.

- ¿Como es que no estás con tus padres? - se extrañó él cayendo en la cuenta de que podría estar con ellos al solo quedarse una semana en Madrid.

- Se me olvidó decirte que se mudaron a Toledo hace medio año - explicó Europa con tono de disculpa -. Papá encontró un chalet precioso a las afueras y a mamá le concedieron el traslado en su trabajo para los años que le quedan hasta la jubilación.

Taehyung realmente se alegraba de aquello, pues sabía que el matrimonio había querido vivir en aquella ciudad durante toda su vida.

- Te acompaño entonces, que es tarde - se ofreció amablemente -. Sube.

Le extendió el casco de su moto y él sacó el que llevaba debajo del asiento para ponérselo. La ayudó a ajustárselo con una sonrisa y cuando sus manos se tocaron de nuevo, la electricidad que había ido surgiendo durante toda la tarde se hizo mucho más presente.

Desde que Europa había aparecido, aquella sensación había despertado de nuevo en ambos; una sensación que creían había muerto con la marcha de ella a Australia, pero que les arrasó como una ola sin que tuvieran tabla para surfearla.

Y así, después de que Taehyung le cogiera las manos y las pusiera sobre su abdomen cuando estuvieron ambos sobre la moto y de que no pudieran evitar devorarse como animales a la entrada del hotel, llegaron a aquella situación, con Europa entre la pared y su viejo amigo y sin ninguna prenda de ropa que les cubriese.

Taehyung dejó caer levemente su peso sobre ella cuando estuvieron sobre la gran cama de aquel cuarto, siendo lo más cuidadoso que pudo para no aplastarla demasiado, pues era casi un cuerpo más grande que ella. Aún así, las manos de Europa en su espalda le empujaban contra su cuerpo, haciendo su piel arder y acelerando sus acciones. Era tan suave, tan delicada y fuerte a la vez, tan cálida.

- No te arrepientas de esto mañana - dijo en voz baja sobre su oído antes de bajar con besos por todo su abdomen, llegando a su objetivo rápidamente.