Parte 2

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Cuatro meses antes, en Octubre.

Vamos, Seulmin, solo falta un mes para las vacaciones, ya no tenemos tanta tarea, ¡tienes que venir con nosotros!— decía con insistencia el jefe de la clase.

—Si, Seulmin, ¡solo es una noche! No llegaremos tan tarde—

—No lo sé, muchachos, nunca he ido a uno de esos lugares ... Además, mis padres...—

—¡Tus padres ni siquiera lo sabrán! Están muy lejos de aquí, ¡Vamos!—

—Ah, déjenla. ¡Ya saben cómo es! Aún es una niña buena...— todos se rieron del comentario y se alejaron caminando hacia la salida de la universidad.

Me arrepentía de negarme a salir con los demás estudiantes cinco segundos después de que ellos se iban.
—¡¿Por qué eres así, Seulmin?! ¡Jamás conseguirás amigos así!— me dije en voz alta.

Ugh. Me detestaba a mí misma de vez en cuando.

Llegando al departamento, me eché en el sillón con mi laptop sobre las piernas y comencé a buscar una película para verla.
Las luces de los demás departamentos estaban apagadas porque todos los demás estudiantes seguramente ya estaban de fiesta ese viernes, y yo, con mis 21 años, prefería irme a casa. Ví mi reflejo en la computadora y sentí el impulso de hacer algo nuevo.

Ví la hora; casi las 8 de la noche.
Suspiré en voz alta —¡Vamos, Seulmin! Haz un esfuerzo y levántate de este sillón— me levanté y caminé hasta el armario —Se acabó la niña Seulmin— cogí un short y una blusa y me cambié.

Eran 8:30 cuando salí de casa. Comencé a caminar hacia el centro de la ciudad donde supuse que estarían los bares.
Había mucha gente por las calles, todas contentas y relajadas por el fin de semana.

Mientras más me alejaba del centro, más oscuras me parecían las calles. Hasta que por fin ví a unas dos calles un letrero gigante de luces neón qué tal vez decían que ahí era un bar.

Era en el nivel debajo del primer piso  de un edificio. La música y las luces se veían hasta la calle, y en frente de la puerta, un hombre alto y fornido que solo me miró mientras pasaba delante de él. Seguro que se dió cuenta de que no tenía ni idea de en qué lugar me estaba metiendo.

La música estaba a tope, las personas bebían, bailaban, o más bien brincoteaban, y reían.

Me acerqué a la barra.
—¿Qué te sirvo?— me preguntó un joven detrás de la barra.

—Aaah, una copa de vino blanco seco, por favor— suerte que había buscado en Google "bebidas para ordenar en un bar" antes de salir de casa.

Cuando me la dieron, empecé a caminar por el lugar. Todos estaban en grupos, pero no reconocía a nadie de la universidad. Incluso había quienes lucían bastante jóvenes para estar en un bar.
Me detuve en una mesa donde había un lugar para apoyarme.

Miré a mi alrededor... —Esto fue una mala idea— me dije a mí misma. Jugueteando con la copa, decidí salir de ahí. Pero al querer moverle, tiré la copa al suelo, haciéndose mil pedazos.
Todos en seguida miraron hacia abajo, incluso escuché algunas risas.

Me agaché con rapidez, roja de vergüenza, para levantar los pedazos.
Pero al levantar el primero, una mano tomó la mía, deteniéndome.
—Levántate— me ordenó.

Levanté la vista y era un joven, de cabello negro y despeinado, muy largo para ser de un estudiante.

—Déjalo— me repitió. Como vió que no reaccionaba, él tiró de mi muñeca y me levantó.

Todos nos miraban.
—No hay nada que ver— dijo él, alzando la voz, y en seguida todos volvieron a sus asuntos.
Me hizo caminar detrás de él hasta una mesa al fondo del bar junto a la barra.

—¿Estás bien?— me preguntó después de hacerme sentar en una silla junto a él.

—Si, gracias por su ayuda—

—Muéstrame tu mano— con un poco de pena, estiré mi mano hacia él para que pudiera verla. —Mmm, parece que está bien— asentí. Retiré mi mano e insinué el levantarme para irme.
—¿Qué estabas tomando?— me preguntó y me detuve.

—Aaah... Vino blanco— él hizo un gesto un poco burlón.

—Hey— gritó al bartender —Una copa de vino blanco seco—

—No, no es necesario, yo, yo ya me iba—

—Llegaste hace 20 minutos, ¿por qué te marchas?— "se había dado cuenta de mi llegada, ¿Estaba espiándome?"— No, no te estaba espiando. Es decir, mírate — se dió la vuelta sobre su asiento y me daba la espalda— No pasas desapercibida; se nota que eres un estudiante nueva de instituto que acaba de llegar a la ciudad a estudiar actuación o algo así, sin amigos y sin saber nada del mundo exterior— sus palabras, aunque algunas eran acertadas, me hicieron enfadar.

Saqué de mi bolso mi billetera y puse sobre la mesa unos billetes —Acertó casi en todo. Solo que voy a la universidad y no estudio actuación, sino arte— dije enojada y caminé hacia la salida.

—Idiota— fue lo último que dije en voz alta mientras salía de ese bar.

...

-gminssi 🍍

b a d l i a r || Terminada✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora