Capítulo 4.

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Nota de Autora: Poco a poco iré haciendo capítulos más largos, y, si están interesados, pueden seguir también mi cuenta de Tumblr "yashira150fanwork" donde subo mis dibujos (no tan buenos XD) principalmente de SesshXInu, e ilustraciones tipo cómic de esta historia. ¡Muchas gracias por su apoyo, y espero que les guste esta larga historia! ^^

Saliendo al principio de la tarde, Sesshoumaru se había transportado, por comodidad, en forma de esfera de luz, llegando en pocas horas al lugar donde Izayoi e Inuyasha habían sido recibidos. Ya no había rastro del pequeño, y de Izayoi sólo escuchó que el cachorro se había llevado su cuerpo al ser... expulsado tras la muerte de la princesa.

Sesshoumaru no podía saber los detalles acerca de cómo el desagradable señor feudal había ordenado matar a golpes al pequeño hanyou tan sólo unas horas después de la muerte de la princesa. Tampoco la manera en que el terror lo había llenado en cuanto el instinto del pequeño lo había enseñado a usar sus afiladas garritas para defenderse, dejando profundos cortes en el brazo de uno de los agresores aun cuando éstas todavía estaban lejos de madurar. Mucho menos se enteraría de que, movido por el miedo, el despreciable hombre se había retractado de su orden, ocultándolo tras falsa clemencia, dándole al pequeño hanyou hasta el anochecer para salir de su feudo con el cuerpo de su madre si no quería que los perros se encargaran de ellos. No, Sesshoumaru no se enteró de nada de eso, pero los cobardes existían en todas las especies, y la manera en que la palabra "expulsado" había sido elegida por el patético humano había sido suficiente para revelarle al primogénito del Inu no Taisho que ésta escondía violencia. Lo sabía de sobra.

Inuyasha había escapado hacia el Oeste, le dijo. Muchacho listo. Seguramente Izayoi le había dicho que su familia paterna regía sobre las tierras del Oeste.

En cuanto ya no quedaba más información qué obtener de boca del mismísimo señor feudal, a quien sostenía del cuello en el aire, Sesshoumaru derritió la garganta del despreciable noble entre sus garras, a pesar de las cobardes súplicas de ser perdonado, pues "ya que le había dicho todo cuanto sabía".

¿Habían ido tan lejos como para forzar a un cachorro tan joven a llevarse el cuerpo de su madre para enterrarla?

Lanzando lo que quedaba del cadáver, lejos para no mancharse con su sangre o piel derretida, Sesshoumaru emprendió camino hacia el Oeste, de vuelta a sus tierras. Inuyasha debía ser muy pequeño todavía, y probablemente no sabía utilizar las habilidades de su cuerpo al máximo, por lo que, yendo a pie, no debía haber llegado tan lejos en poco más de una semana. 

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