Capítulo 7

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Nota de autora: Me gustaría haber podido actualizar antes, ¡pero la vida se interpuso en mis planes! Mi intención fue después actualizar con este capítulo largo ayer, en Halloween para quienes lo celebran, pero estaba tan cansada que me quedé dormida antes de lograrlo XD

Bueno, este Día de Muertos les dejo este nuevo capítulo, y espero que ahora sí pueda regresar a actualizar contínuamente. ¡Espero que lo disfruten!



Acabada la cena, el cachorro parecía haberle tomado cierto gusto a la inusual comida que sobresaturaba sus sentidos del olfato y gusto, y aunque Sesshoumaru consideraba que el menor podía trabajar en sus modales, por esta noche decidió perdonarle su falta de comportamiento noble.

Inuyasha ahora parecía estarse quedando dormido en la mesa, y aunque el mayor sabía que debía permitirle dormir, se oponía terminantemente a que el cachorro dejara sobre su cama asignada el aroma a youkai ajenos, a bosque, a barro y a sangre. -Inuyasha. – llamó, ante lo cual, el somnoliento niño se sobresaltó y lo miró con las orejitas levantadas y los ojos muy abiertos -No te duermas todavía. Tomarás un baño antes.- le informó, levantándose.

El pequeño peliplateado lo siguió de inmediato, no queriendo quedarse solo. Su comportamiento era peculiar, pues aunque era evidente que aún no confiaba del todo en el lugar en el que se encontraba, ni tampoco sabía cómo hablar o comportarse con el misterioso joven que acababa de conocer, se había apegado bastante a éste, dado que ya lo había defendido y le estaba ofreciendo protección y alimento. Su actitud hacia Sesshoumaru era dócil, no queriendo darle razones para arrepentirse de acogerlo, por lo que aceptó la condición del heredero del Oeste sin dudar.

-¿Nos bañaremos juntos, nii-nii?- preguntó con cierta esperanza en la voz, pues no quería perderlo de vista...y sinceramente todavía no sabía bañarse apropiadamente por sí solo...

Sesshoumaru ni siquiera detuvo su avance a la puerta -Ya tienes edad para hacerlo solo.- dijo tras un momento, cubriendo la distancia restante, viendo las puertas corredizas abrirse para él desde fuera gracias a sus sirvientes.

-P-pero..- comenzó, y aunque Sesshoumaru se detuvo y lo miró de reojo, el pequeño no continuó, bajando sus orejitas en señal de tristeza y decepción mientras que su lenguaje corporal reflejó abiertamente su inseguridad al respecto. -...está bien...- murmuró finalmente, mirando al suelo y apretando el borde de sus mangas en sus puñitos.

Sesshoumaru miró fijamente esa tierna postura por un largo momento, y cuando el menor levantó su vista de nuevo ante el silencio, el mayor de los hermanos pareció reaccionar y reanudó su marcha...dos pasos...no era posible... -...un baño me caería bien antes de ir a dormir...- de pronto se descubrió concediendo.

La reacción del cachorrito fue inmediata, pues sus orejitas se elevaron rápidamente y su mirada brilló de sincero alivio y alegría...y Sesshoumaru se dio cuenta que por esa reacción, había valido la pena acceder a su infantil petición.

Inuyasha se había apresurado a adelantarse y tomar la mano del mayor nuevamente, mirándolo con una sonrisa genuina y amplia mientras Sesshoumaru lo llevaba al cuarto de baño, que, si bien, no era su cuarto de baño personal, sí era el familiar. Uno que, por cierto, tenía suficiente tiempo sin ser utilizado.

Afortunadamente, al tratarse de aguas termales y gracias al continuo mantenimiento que se les habían dado a lo largo de los años, las preparaciones eran mínimas, por lo que, para cuando los hermanos llegaron, ya había preparados cestos para la ropa sucia, yukata para pasar la noche, tela para secarse, y, por supuesto, los implementos de aseo personal que incluían bancos, cubetas e infusiones para lavar cabello y cuerpo.

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