5. Una noche intensa

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Las manos de Steve recorrían los costados de Tony sin separarse del castigador beso que estaba dejando sus labios adoloridos. Tony sabía que el capitán había accedido a sus insinuaciones solo para callarlo, el beso sabía a furia, a desesperación, a dominio; y él solo quería saber qué más podía hacer.

Steve se alejó de sus labios para quitarle la ropa con total brusquedad y cuando se apartó para retirarle las ropas inferiores, pudo contemplar con brevedad ese cuerpo que parecía esculpido por los mismos dioses. Rogó internamente para que Jarvis estuviera grabando en todos los ángulos posibles porque si esa experiencia terminaba por alejar al capitán, al menos tendría un material que no le permitiría olvidar ese perfecto cuerpo.

Al sentir sus piernas libres de cualquier prenda, abrió las piernas invitándolo a adentrarse como lo había prometido.

—Indecente —se quejó Steve acomodándose entre sus piernas volviendo a atacar sus labios mientras esas calientes y firmes manos recorrían su intimidad con tanta seguridad que resultaba excitante.

Los dedos acariciaron su longitud para después descender a sus testículos hasta llegar a su entrada.

— ¿Te preparaste antes de venir aquí? —Preguntó Steve separándose del beso.

—Tuve que hacer una parada técnica… y aproveché el momento de privacidad —respondió con agitación deseoso de que esas manos siguieran su recorrido.

—Entonces supongo que también traes preservativos —el capitán enarcó una ceja como si resultara muy obvio.

—En el tazón de fruta.

Vio a Steve estirarse hasta alcanzar una larga tira de condones.

—Por lo visto tu plan inicial era hacerlo… ¿Cuántas veces? —Steve contó los preservativos en total calma mientras Tony quería patearlo para que se apurara— Son diez preservativos y yo te dije que no saldrías de aquí hasta que te tragaras tus palabras. Será una noche larga para ti, Tony.

—El suero te dio fuerza sobrehumana —jadeó viendo como Steve abría el primer empaque y lo colocaba en ese grueso miembro—, pero que no se te olvide que soy Iron Man.

—Alardea todo lo que quieras —habló el capitán tirando de lado la tira de condones—, veremos si “Iron Man” aguanta el poder del suero porque yo puedo hacer esto toda la noche.

—Entonces deja de hablar —espetó tirando de Steve hacia abajo para continuar con el salvaje beso.

El capitán se alineó y empujó contra su entrada hasta lograr introducirse un poco. Tony gimió adolorido cortando el beso y respirando con dificultad al darse cuenta de que dolía mucho más de lo esperado. Steve sonrió con burla empujando un poco más y Tony solo pudo aferrarse a los gruesos hombros sin tener la fuerza para hablar.

—Estás tan asustado —se burló el capitán— ¿dónde quedó esa faceta de seductor? ¿Crees aguantar hasta terminarnos la tira de condones?

—No me subestimes, Rogers —siseó girando las caderas para encontrar ese punto que lo haría olvidar el dolor—. Además, si eres tan buen amante, harás que el dolor se vaya rápido y no veo que hagas nada para lograrlo.

Steve empujó con fuerza hasta introducirse por completo y Tony gritó sin poder evitarlo cuando fue golpeado ese punto que lo hizo ver estrellas. De inmediato la cabalgata tomó fuerza, Tony no podía hacer nada más que gemir complacido por la fuerza del super soldado, el grueso cuerpo que lo cubría, esos labios expertos que lo dejaban sin aliento. En realidad, Steve era mucho más de lo que pudo imaginar, atacó su próstata sin piedad elevándolo al mismísimo cielo y cuando estaba a punto de explotar cambiaba el ángulo, dejándolo a la deriva sin obtener la cima que tanto deseaba alcanzar.

La seducción de Stark (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora