10. Un sentimiento cálido

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Después de una rápida ducha donde Steve hizo todo lo posible por ignorar la excitación de Stark por caballerosidad, salió de la ducha envolviéndose con una pequeña toalla. Tony solo se secó y se tiró desnudo sobre la cama dando palmaditas sobre las sábanas en una invitación silenciosa para acompañarlo a la vez que la intensidad de las luces de la habitación disminuía. Sabía que, para tener la compañía de Stark, debía acceder a alguna de sus insinuaciones, por lo que se retiró la toalla para extenderla sobre una silla cercana y se recostó a su lado sin siquiera ocultar que él también estaba excitado.

—Quisiera que me explicaras algo —comenzó una conversación ligera porque de verdad tenía la intención de entender la forma en como pensaba el maravilloso Tony Stark— ¿por qué eres tan egoísta con la gente que intenta acercarse a ti, pero proteges tanto a tu equipo? Y no me refiero solo en los entrenamientos, es muy notorio el gran amor que sientes por Bruce y Nat.

Tony se arrastró un poco sobre la cama hasta que quedaron casi en contacto.

—Tú debes saber todo lo que conlleva la fama —habló Stark recorriendo con la mirada su cuerpo, haciéndolo sentir valioso, porque aparte de la lujuria reflejada en su mirada, podía ver algo más, como si fuera algo bello digno de admirarse—. Hay mucha gente que se te acerca con la intención de obtener algo de ti, de dañarte incluso, fingiendo las mejores intenciones o una amistad. Esas personas son muy peligrosas, tú tienes la ventaja de tener un gran cuerpo con qué defenderte, yo tengo una armadura para protegerme, a mis seres queridos y mi legado entero. Prefiero alejar a la gente antes de que me causen algún daño.

La mirada de Tony regresó a sus ojos y pudo ver la sinceridad reflejada en esa mirada seductora. Steve desvió la mirada hacia el estómago marcado del hombre de hierro y acarició con el dorso de la mano el vello bien recortado de su vientre.

—Supongo que cada quien vive a su manera —comentó llevando el dedo índice hacia la punta rojiza del miembro erecto de Stark, solo un toque evitando lo más posible calentar las cosas, aunque tampoco podía evitar tocarlo—, tú fabricas muros y yo me dedico a derrumbarlos.

Esperó por algún tipo de respuesta sarcástica y cuando no la obtuvo volvió a levantar la mirada para encontrarse con que Tony tenía los ojos cerrados mordiéndose el labio como si intentara reprimir algo. Su toque lo excitaba, eso estaba claro y Steve se sintió terriblemente halagado porque ese hombre intentaba cumplir con su petición: su compañía y una conversación agradable.

Steve decidió darle un poco de lo que su cuerpo quería con semejante erección. Se inclinó sobre él para besarlo hasta recostársele encima besando con tranquilidad esos labios que tardaron poco en avivar el fuego que crecía en ellos. Se dedicó a acariciarlo mientras él intentaba transmitirle con caricias suaves lo que podrían hacer sin enloquecer de lujuria. Quería enseñarle una forma distinta de obtener placer, una forma en la que podría llegar a amar.

*****

En la mente de Tony retumbaba el cansancio del ejercicio previo más el baño relajante que lo había dejado por completo exhausto, aunque tampoco podía dejar ir la oportunidad de tener a Steve esa noche en su cama. Quizás cuando ese hombre estuviera consciente de que era una persona egoísta y sin nada qué ofrecer, terminaría yéndose para nunca volver.

Tony se aferraba con fuerza y frotaba sus cuerpos juntos con la intención de que Steve se encendiera y lo jodiera hasta dejarlo inconsciente. Sin embargo, sus pobres intentos no tenían el efecto deseado, Steve se mantenía tranquilo besando, acariciando y explorando. Sus labios fueron liberados para que los ajenos recorrieran su cuello deslizándose más abajo, creando un camino de besos que surcaron cada línea de su pecho, rodeando el reactor, bajando más y más hasta detenerse en su cadera.

La seducción de Stark (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora