•| Little Lie |• [ KaiBaekSoo ]

8

Las horas fueron eternas para KyungSoo quien se sentó en su cama a esperar la partida del tipejo, si bien su don de la paciencia era bueno, no podía controlarse cuando ese hombre se acercaba a Baekhyun; ¡por Dios!, se notaba a metros que el tipo flacucho ese solo quería robarse a Baekhyun. ¡Lo peor era que seguía siendo su ex novio!, ¿cómo puede Baekhyun ser el mejor amigo de su ex novio?, no. No es permitido según su mente en esos instantes, en lo absoluto lo iba a aceptar.

El temor y la rabia volvían a apoderarse de su cuerpo y por ello ya se encontraba de nuevo buscando a Baekhyun, quien fue encontrado en la cocina con una taza de café frente a él y su cabeza siendo masajeada por sus dedos.

- ¿Ya se fue la escoria esa?.

- Basta, KyungSoo.

- ¿Por qué, Baek?, hey, no puedes hacer ésto, tienes novio, no debes ver a otros hombres porque eso causaría que Kai pensara cosas horribles de ti.

"¿Crees que tenga el valor de reclamarme si se acuesta contigo?", Baekhyun quería gritarle aquello, pero se contuvo sólo porque él necesitaba que ellos pararan, quería creer que solo había sido un mero capricho, alcohol, calentura. ¡Lo que jodamente pudiese catalogarse como algo pasajero!, Dios, Dios, Dios. No deseaba llorar frente a KyungSoo.

- JongIn sabe perfectamente que solo tengo ojos para él, KyungSoo, incluso podría estar enamorado de alguien más, pero a mis ojos, solo él será a quien corresponderé mientras sea mi novio. Él confía en mi, KyungSoo y yo confío ciegamente en él tanto como en ti, sé que ustedes nunca me dañarían, KyungSoo.

Y fue ahí donde KyungSoo sintió su garganta apretarse y sus labios siendo apresados por el dolor que su corazón manifestaba; mierda, la había cagado por completo.

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JongIn estaba viendo una de sus películas favoritas en su habitación, si bien no había hecho nada de lo que se había propuesto, sus ojos no se apartaron del televisor hasta que en cierta escena de la película la actriz se entera de la infidelidad de su amado (cosa que la lleva a la locura.), pero al final ella no es más que un juguete para el tipo. Entonces su cabeza lo llevó hasta la situación que ahora enfrentaba en la vida: su romance con KyungSoo.

¿Para él Baekhyun era solo su juguete?, ¿alguien con quien estaba muy agradecido y por ella confundía sus sentimientos?. No.

JongIn sería capaz de matar por Baekhyun, él lo sabía. Si Baekhyun le pidiera acabar con el medio oriente él viajaría hasta ahí y lo haría. Su sonrisa, el aroma de su cabello, sus dulces labios, sus deliciosos muslos, su poderosa cadera, sus gemidos divinos; Dios, él podría seguir hablando de todo lo que describía a Baekhyun, y para resumirlo lo haría con la palabra "perfecto", por que lo era.

La persona que se acercaba a Baekhyun podría fácilmente amarlo, él era una de esas personas que no hay hoy día porque el mundo es tan mierda que esas personas terminan siendo las primeras en morir, ser dañadas, o en perderse entre las manos de los narcotraficantes. Baekhyun era la gloria para él, y si un día Baekhyun decidiera dejarlo él sería capaz de quitarse la vida porque para él su existencia es un simple existir por y para Baekhyun.

Y a pesar de todo aquello sabía que le haría daño al hablarle de KyungSoo si lo hacía y por ello también se mantenía callado. Sin embargo aquel chico tenía un poder sobre él que nadie podría describir; lo volvía loco. Y no era solo deseo carnal, KyungSoo movía todo aquel lado salvaje de su ser, como cuando en las películas animadas sacan a tu yo ángel y tu yo demonio. Algo así.

Y lo peor de todo es que ambos eran parte de él, pero lo triste es que una sola persona no despertaba a ambos; eran dos. Y ese, ese era un pecado que iba a cubrir toda su vida, pues él no planeaba dejar a ninguno de esos hombres libres, no.

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Necesitaba un plan maestro, uno solo.

Sehun, el gran guardián de Baekhyun solía ser alguien muy, pero muy paciente.

Desde que se enteró de lo que pasaba entre los chicos que se manoseaban abiertamente cuando Baekhyun no los miraba quiso partirles la cara. Sin embargo; ¿por qué jodidos él fingía ser tan ingenuo?, mierda.

Baekhyun se pasaba de ingenuo, era increíble cómo ellos podían tocarse, besarse e incluso tener un rápido en cualquier rincón sin que Baekhyun les notara. Con todo respeto a su amado niño, pero... ¿alguien podía rozar tanta estupidez?. Le aterraba saber que sí, porque eso significaba que Baekhyun tenía algo más rondando en su mente para que no se centrara como antes en lo que pasaba alrededor; él era jodidamente astuto, a Baekhyun nadie le podía ver la cara de imbécil tan fácil.

¿Qué mierda había pasado con aquel niño lleno de inteligencia y astucia?, aquel chico lleno de vida que había hecho que su corazón saltara descontroladamente en su pecho y quisiese salir de ahí para unirse a aquel que le acompañaba en su cama por las noches en sus años de infancia. Lo extrañaba, él había cambiado por una razón la cual Sehun se maldecía mil y una vez por ignorar; aunque no era del todo su culpa si Baekhyun ahora no era abierto con él, no conversaba con nadie, ya no reía, ya no nada.

Sehun llegó a un punto de desesperación al cual no podía dormir noches enteras en tratar de descifrar todo aquello que pasaba por la mente de quien era y seguirá siendo el amor de su jodida vida. Y aunque podía averiguarlo fácilmente Baekhyun estaba poniéndole trampas por doquier para que mantuviera ocupada su mirada y oídos en todos menos en él, y lo sabía perfectamente bien; sea lo que sea que estuviese pasando en aquella preciosa cabecita, lo estaba escondiendo demasiado bien y silenciosamente. Eso significaba problemas.

Cogiendo su taza de café medio vacía, el chico alto optó por ir a su habitación y coger el móvil, marcó aquel número de celular que últimamente había estado ignorando, pero qué más daba.

— Te escucho.

— Voy para allá la otra semana, ya todo está planeado y bien elaborado. Él podrá estar solo unos días, necesitamos hacer ésto cuanto antes.

— Sin errores, Sehun.

— Créeme, ésta vez no los habrán.

Finalmente había colgado, ellos nunca duraban más de un minuto charlando; era peligroso si querían hacer las cosas limpias y tal cual ya estaban planeadas. Acabó su café mientras colocaba el cargador a su móvil y finalmente con una maldita sonrisa de victoria fue a lavar la taza que había ocupado, dirigiéndose después al balcón de su departamento en el sexto piso y encendiendo un pequeño cigarrete lo colocó entre sus labios para dar la primera calada.

— Es hora de que los perros salgan de sus cuevas.