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El viaje había sido extenso para Baekhyun, solo faltaban dos días más y podía regresar a casa con su adorado KyungSoo. Su padre lo había recibido de brazos abiertos, había besado sus cabellos como cuando era un niño, lo cuidó y alimentó mucho, le dijo a cada momento que le quería, que todo iba a estar bien, lo llevó a casa y durmió abrazado a él como si fuese un cachorrito, acariciaba sus cabellos hasta que el sueño lo invadía, le contaba cuentos junto a su madre, y ella también se metía a la cama con ellos. Esa era su familia, pero Baekhyun quería tener ahí a KyungSoo. Quería tener a JongIn abrazándolo y diciéndole tantas cosas se le ocurrieran para hacerle creer que todo marcharía bien.

Suspiró, ¿Qué más daba? Tenía que ser fuerte para lo que venía, ya no debía perder tiempo, debía apreciar cada segundo que transcurría, por ello ahí, sentado frente a la ventana de su alcoba derramó un par de lágrimas que sin querer habían salido. Él prometió no llorar nunca, y por eso resistió las ganas, secó las gotas y se levantó junto a la foto de Kai.

— JongIn... No sabes cuanto anhelo que estés aquí.

Esas fueron las palabras que proclamó antes de ir a la cama y abrazar aquella fotografía, sintiendo que su pecho se contraía en dolor con fuerza, pero negándose totalmente a llorar. Así pudo conciliar el sueño, el único lugar dónde podía ver a su amado JongIn.

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KyungSoo no recordaba de donde le habían salido tantos huevos para enfrentarse a Kai, pero en definitiva había sido la mejor hazaña de su vida. La sesión de besos que tuvieron apenas ayer fue lo que nunca había pensado tener, joder, esas gloriosas manos tocaron su cuerpo y casi lo desnudaron ahí. Sin embargo, fueron cuidadosos con el lugar, así que olvidaron eso y entre sonrisas cómplices habían abandonado el lugar,sin testigos de su primer encuentro y el comienzo de los que venían.

Hoy era la fiesta en casa de Minseok, así que el menudo cuerpo de KyungSoo vestía un pantalón demasiado pegado a sus muslos, apretando su trasero y marcando sus caderas. La camisa a botones se pegaba a su complexión y lo hacía ver más guapo de lo normal. Alguna vez se había vestido como pordiosero, pero su grandioso salvador le había enseñado lo básico de cómo vestirse para matar a un hombre, lo que había funcionado con él mismo al final, pero esta vez sería para otro hombre, y no iba a detenerse a pensar en Baekhyun, no esta vez.

Tomando las llaves de la casa y auto, su billetera, y celular, bajó tan rápido hasta la entrada, dejando en la alfombra sus pantuflas y cogiendo de su enorme zapatera un par de converse, se los colocó y así mismo salió de su hogar. La colonia que usaba podía sentirse a metros, su cabello negro caía en su frente y sus ojos saltones le daban un toque travieso. Subió a su auto y emprendió rumbo a la tan ansiada fiesta.

Llegó un poco tarde, pues al estacionarse pudo darse cuenta de la cantidad de personas borrachas que casi estaban teniendo sexo en cualquier rincón, eso de alguna manera lo hizo sentirse atraído a la idea. Entró tan despampanante que los que seguían sin una gota de alcohol le miraban con hambre, queriendo seguirlo, pero él se dirigió en búsqueda del anfitrión, encontrándolo sentado con su novia entre sus piernas, abrazándola de una manera cariñosa y única, vaya el amor.

— Hola, Min. —Habló por fin, haciendo que su amigo se levantara enseguida para saludarlo, dejando con cuidado a su novia a un lado.— Gran fiesta.

— ¡KyungSoo! Pensé que no vendrías, y vaya que estás que ardes, Baekhyun nunca me dijo que te vestías así. —Su mano afirmaba entusiasmo, por ello le soltó rápidamente.— Ve a divertirte.

KyungSoo asintió un par de veces y giró sobre sus talones hasta la cocina, sirviéndose él mismo un poco de cerveza en un vaso, más pronto dos brazos rodearon su cintura por detrás y eso le causó un total escalofrío.

— Pensé que no vendrías, casi me marchaba.

— Tenía que venir, JongIn, Minseok me hizo prometerlo antes de... —No era bueno hablar por ahora de Baekhyun.— Nada. Ahora estoy aquí.

— Vamos arriba, hay una habitación donde podremos jugar un momento. —Directo al punto, se dijo  antes de llegar, pues esa era su noche, la oportunidad perfecta de olvidar el mundo.— Subiré primero, es la última del tercer piso.

KyungSoo solo atinó a asentir, empezando a beber su cerveza, que Byun lo perdone, pero con esa calentura que se cargaba no podía decirle que no a su querido novio, no deseaba hacerlo. Sabiendo que estaba solo, llevó su mano hasta su cremallera y la bajó, también se deshizo del broche del pantalón y sacó su camisa para cubrir su fechoría, esperó unos minutos y luego con sigilo fue directo a las escaleras. Una vez en el tercer nivel, juraba que el calor lo sintió desde el último escalón que pisó, por ello sus pasos se hicieron lentos hasta el final del pasillo, justo frente a la puerta indicada, sintió que sus pies temblaban tan estúpidamente que quería huir, este sería el día de su paraíso y de su condena.

Se mantuvo ahí casi por dos minutos, más luego de eliminar toda la mierda de su cerebro abrió la puerta y entró, encontrándose con JongIn sin camisa de espaldas a él, con solo una lámpara encendida e iluminando la brillosa piel morena. Cerró tras de sí con seguro y sin temblar ni un momento se colocó frente a la espalda del chico que ni se inmutó ante su presencia, sus manos entonces se elevaron hasta poder tocar la suave piel del chico castaño y las deslizó descaradamente por toda el área, causando que JongIn soltara un jadeo de satisfacción.

Caliente, fuerte, dominante, irresistible.

Ese era Kim JongIn, el dueño de su deseo de pecar contra el cielo que representaba Byun Baekhyun, el dueño de su vida. Pero a la mierda con eso, ya bastaba de estupideces, quería, deseaba ya ser follado, y joder que eso iba a obtener. Sus manos se apartaron de aquel cuerpo enseguida, llevándolas hasta sus propias prendas para empezar a eliminar una a la vez hasta quedarse solo con su diminuto bóxer. Sus muslos gorditos y blancos quedaron libres, así como sus bolas y su erección quedaban tan marcadas que era pecado portar tan maldito estorbo, bueno, eso pensó JongIn antes de abalanzar su cuerpo contra el ajeno, dando un pequeño golpe sobre la pared, sus cuerpos ya se encontraban casi iguales de desnudos, solo faltaba la última prenda de KyungSoo.

Pero tenía una divertida idea para eso. Vaya divertida idea y fantástica noche. Aún quedaban horas para que acabara.

Y JongIn ya tenía su platillo de buenos días desnudo y restregándose contra él en el piso.

•| Little Lie |• [ KaiBaekSoo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora