Capítulo 13

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— Simplemente la verdad, que es de tu madre y que tenías miedo a parecer cursi, y si quieres de paso dile que la quieres — se burló de mí mientras teclaba con rapidez el teclado de su móvil de nuevo hablando con su novio en el trabajo

— Sofía, te pido un poco de comprensión cuando te estoy contando mis problemas — le dije para que dejara el móvil por unos momentos

— Perdona Romeo, no hace falta que te pongas así — bufó y dejó el aparato sobre la mesa

— No quiero resultar patético

— Creo que ya lo has resultado, así que no te preocupes por parecerlo más de lo que eres — volvió a burlarse y la vena de mi frente se hinchó

— No te lo estás tomando en serio

— Solo es amor Iván, venga, habla con ella y al menos trata de ser su amigo 

Aún no estaba del todo convencido, pero cierto era que después de todo este tiempo sería una locura dejarla ir, no ahora.

— Gracias, adiós boba — me despedí dándole un golpe en la frente porque de nuevo se puso con el móvil

Salí de ese pequeño cuarto y la fresca brisa congeló mi rostro, mi respiración se condensaba formando niebla blanca. Miré a todos lados con la esperanza de ver ese característico cabello. De pronto lo escuché.

— ¿Dónde está copito de nieve? —mi corazón saltó al escuchar ese apodo

— No seas imbécil, sabes que no le gusta que la llames así — dijo una chica

Cerré los ojos y agudicé el oido, estaba mal espiar conversaciones pero realmente no pude evitarlo.

— Da igual ¿Dónde está? — volvió a insistir el chico 

— Se fue hace rato con Jesús ¿Por qué lo dices? Estabas delante 

— Ah, no lo recordaba ¿Vamos a buscarlos?

— No, seguramente están haciendo manitas, dejémosles

Toda mi sangre recorrió mi cuerpo con fuerza y calor. ¿Jesús? ¿El Jesús que yo conocí? ¿Por qué están junto? ¿Por qué se han ido juntos? 

Todas esas preguntas invadían mis pensamientos, necesitaba saber qué hacían, dónde estaban. No podía quedarme tranquilo sabiendo que... Vale... Iván cálmate... Ahora mismo tú para ella tienes novia, no puedes parecer un loco celoso.

Me acerqué a ese grupo de chicos tragando saliva, suspiré y me acerqué.

— Perdonad — dije para atraer la atención de los chicos

— Uuuooo ¡Hola! — me saludó una bonita chica entusiasmada

— Ey... ¿Iván? — Jesús abrió los ojos como platos y sonrió, aunque después la sonrisa se borró de su rostro

— Hola Jesús, necesitaba hacerte una pregunta...

— ¿Por qué desaparciste? — me cortó

— Yo...

— ¿Qué quieres? — volvió a cortarme

— ¿Dónde está Alicia? Necesito...

— ¿Qué quieres de ella? Espero que no pretendas... — volvió a cortarme y ya cansado hablé de nuevo para terminar

— Solo quiero devolverle algo que se le cayó — soy un maldito mentiroso

— Dámelo, se lo podemos dar

¡Mierda! ¡No sé que hacer!

— Ay venga, no seas así, dile dónde está — dijo la chica un poco atontada

— Pesaaada, eres una pesada cuando se trata de un chico guapo, pss, está en la cafetería de la esquina, creo

— Gracias

Salí como alma que lleva el Diablo y al ver el establecimiento entrecerré mis ojos para enforcar. Ahí estaba, levantándose de su asiento y con un chico demasiado atractivo y como 2 cabezas más alto que ella.

Apreté los puños pensando si estaría bien pegarle a un niñito más pequeño que yo, luego al fijarme en su tenso rostro por el frío me calmé.

Parecía un angel, su suave piel lucía incluso más pálida por el frío, su cabello era largo, tanto así que parecía un bello ángel.

Esas mejillas sonrojadas, esa perfecta nariz y esos enormes y penetrantes ojos. Todo en ella era demasiado subrealista. Quería tenerla cerca y sentir el contraste de mis cálidos labios en su helado rostro.

Me acerqué hacia ellos a paso ligero, venían hacia mí, pero no me veían, tan solo era un complemento más del paisaje de la gente ir y venir de cualquier lugar. No era nadie especial.

— Alicia — dice en voz alta, pero el ruido de alrededor no dejaba que el sonido viajara hasta ella — ¡Alicia! — volví a decir pero esta vez gritando, me esuchó

Sus ojos pestañearon y luego volaron hacia mí, nos miramos a los ojos y nos quedamos quietos por unos momentos, todo a nuestro alrededor se puso en blanco y negro, todo a cámara lenta.

Incluso yo comencé a caminar a cámara lenta hacia ella. Cada paso pesaba y dolía, porque ella solo se quedaba quieta, con su rostro serio, y sus ojos perdiendo calidez.

Necesitaba que todo su calor volviera, quería verla sonreir, sus mejillas ardiendo por mí.

— Pequeña Alicia — susurré en su oido mientras la encerraba en un tierno abrazo, me agaché lévemente para abrazarla a la altura media de la espalda y luego me coloqué recto con ella ya entre mi pecho y mis brazos, alzada a unos centímetros del suelo, sin poder escapar, y con una tierna cara de sorpresa

Lysette forever [Fanfic Corazón de Melón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora