Capitulo 3.

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Chanyeol miró la nota que había sobre la mesa de cristal del salón, más que una nota era un folio escrito a rotulador con letras muy grandes.

He tenido que volver a salir, cosas del trabajo. Te he dejado la cena preparada en la cocina, caliéntala en el microondas. Si te sigues encontrando mal puedes quedarte y seguir descansando, si no vete en cuanto cenes y asegúrate de cerrar bien la puerta.

PD. Si, la nota enorme era por si no la veías, porque me he dado cuenta de que no eres muy espabilado. 

Mejórate mocoso.

Kai.

Chanyeol dejó la nota de nuevo en la mesa mientras se abrazaba el estómago con la otra mano, aun somnoliento y muerto de hambre. Miró hacia fuera, por los grandes ventanales y observó como había anochecido. Podía ver las luces de los edificios brillando a la lejanía. Caminó hasta la cocina y vio la hora en el reloj que allí había. Las diez y cuarto de la noche.

Suspiró.

Aun se encontraba mal pero debía regresar a casa si o sí.  Aun le daba tiempo a coger el metro.

Se calentó la cena que Kai le había preparado y se la comió, somnoliento, pensativo.

Se había evadido de muchísimas cosas en esos dos días. De hecho se había evadido de todo y realmente no le apetecía nada volver al mundo real, a la rutina, darle explicaciones a Tao, ver a Baekhyun de lejos en la escuela…  Seguía con el teléfono sin batería, de hecho se le volvió a apagar tras mandarle los mensajes a Tao al no ponerlo a cargar. Estaba ilocalizable. Pero eso tenía que acabar.

Terminó la cena y lavó los platos que había ensuciado. Después fue a la habitación y metió su uniforme y la sudadera roja en una bolsa que encontró en el vestidor, se colgó la mochila a la espalda, apagó todas las luces y se aseguró de cerrar bien.

Cuando estaba ya sentado en el tren rumbo a casa y se vio reflejado en la ventana se dio cuenta de que se había ido con la beisbolera de Kai puesta.

* * *

Llevaba dos días desaparecido y en vez de ir a casa ahí estaba, frente a la casa de Tao. Sentía que le tenía que dar explicaciones a él antes que a nadie.

Con algo de miedo tocó al timbre y esperó.

Tao abrió la puerta segundos después y lo miró alzando las cejas. Chanyeol encogió los hombros cuando este bajó las escaleras del porche y abrió la pequeña cancela, se esperaba el golpe de su vida pero en lugar de eso recibió un agresivo y repentino abrazo.

Le sorprendió, mucho.

—Grandísimo idiota… ¿dónde estabas? —Murmuró Tao en su oído, abrazándolo por el cuello.

Chanyeol dejó caer la bolsa con la ropa y correspondió a su amigo, rodeando su cintura y cerrando los ojos.

—Lo siento.

—Me sentí aliviado cuando recibí tu mensaje, pero después no pude localizarte y… ohg, me iba a pegar un tiro ya.

Chanyeol sonrió un poco.

—Perdón Tao… he sido un irresponsable, lo sé.

—De hecho iba a matarte en cuanto te viese…

—Eres demasiado gay para eso —y apretó más fuerte el abrazo.

Chanyeol estaba feliz de tener un amigo como Tao. Le daba mucha caña casi siempre pero en el fondo era de las pocas personas que se preocupaban por él de verdad y eso él lo notaba.

Enséñame más | Kaiyeol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora