MY BLOOD [JULIANTINA]

08: Final

«Existe una palabra para definir el momento en que fantasía y realidad se mezclan: locura» - Laia Soler.

Ya lo he entendido todo, pero me he negado a superarlo.

Entendí las palabras y el proceder del psiquiatra.

Entendí las palabras expresiones de Juls y también me entendí un poco a mí misma. Yo estaba cegada, pero vivía feliz en aquel modo; vivía gel z imaginándome a Juls a mi lado, lo que me lleva a sentirla, a creer que en realidad existía. Lo sentía de tal manera, que de un momento a otro también confundí las cosas.

Entendí porque había tanta gente y porque, aunque no quisiera, tenía que ir a mismo parque de siempre. Un parque que odié por el estúpido motivo de que no es sólo mi parecer el que se hallaban personas enfermas. Las habían.
Estoy rodeadas de ellas.

Tal vez nací estropeada.

Me siento un poco idiota ahora. Siempre lo fui, pero ahora me siento como tal.
Me siento idiota porque ví y sentí en mi misma la manera en la que me aferré a esa persona inexistente, al punto de crear una realidad para pía y perfecta ante mis ojos que jamás olvidaré, ¿Tan demente puedo llegar a estar?

Ha pasado un tiempo desde que Juls se desvaneció frente a mis ojos, y aunque aún me duele y confunde su ausencia, los doctores lo han tomado como una buena noticia. Ellos dicen que podré regresar a casa con papá, que podré regresar a mis estudios, pero que debo seguir tomando aquellas pastillas todas las noches.

Pero ahora que veo todo eso, no quiere decir que desee seguir.
Quiero volver a mi cuento y jamás salir de allí.

Quiero que mi dicha sea duradera y volver a ver a Juls.

Hundirse en la locura no es una fatalidad, quizá es, también, una elección.

Fin.