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Al día siguiente, le comente todo con lujo de detalle a Juls, quien se veía nuevamente descansada y cabizbaja. Lo único que hizo desde que nos encontramos, fue escucharme atentamente. No aportó nada ni mucho menos hizo algo.

- Entonces eso pasó...- mencionó, ciertamente ida. Yo asentí, resguardandome en la sombra de uno de los tantos árboles - Tal vez él tiene razón, Val.

- ¿A qué te refieres?

- A que si pones un poco más de tu parte, lo vas a conseguir - fruncí el ceño, sin saber que decir. No entendía a que venía eso. Últimamente todos actuaban extraño y yo no sabía porqué - Escucha...- pidió, tras prácticamente acorralarme contra el tronco del árbol. Jadeé debido ala impresión, ella se veía demasiada sería y, de alguna u otra forma, triste - Sé lo que sientes por mí, no soy estúpida. Todo lo que estás tratando de hacer por mi es hermoso.

Había pasado algo que jamás me esperé. Juls se acercó bruscamente a mí y tomo mi rostro entre sus manos.
Ni siquiera me dió oportunidad de procesar todo al momento en el que chocó nuestros labios en un fogoso y necesitado beso, casi como si quisiera arrancarme el alma o comerme la boca.
Una de esas dos opciones.

Trate de seguirle el ritmo, pero mi inexperiencia me convertía en alguien ciertamente torpe. Ella bajo sus manos a mi cintura y apretujo la zona entre sus dedos con lozanía.
Yo abrí la boca para dejar escapar un suspiro, acción que ella aprovecho para adentrarse su lengua en mi cavidad bucal. Llevé mis manos a sus hombros y posteriormente a rodear su cuello, haciendo nulo cualquier espacio entre nuestros cuerpos.

Pasé de sentir una enorme incertidumbre a una gran felicidad.
Estaba besando a la chica que me volvía loca, estaba besando a Juls.
Su fuerza al mover sus labios sobre los míos y la manera en la que los mordía y profanaba el interior de mi boca, me demostró que ella deseaba aquello tanto como yo. Me estaba quedando sin aire, mas le reste importancia y seguí como pude.

Me hallaba atontada, ida, como flotando en una nube de algodón.
Nos separamos segundos más tardes, dejando unidos nuestros labios por un hilo de saliva.

Mi respiración era rápida y mi corazón estaba tan acelerado que llegó a preocuparme. Abrí mis ojos, encontrándome con los de ella en cambio, observandome.
Juls también estaba agitada, y se veía jodidamente preciosa de esa forma.

- El problema es que te tardaste demasiado, Val - susuro sobre mi boca, a la cual le robó un pequeño beso. ¿A qué se refería? - No podemos estar juntas...pertenecemos a mundos diferentes ahora.

De pronto me encontré sola.

El ardor de mi boca persistía, los latidos en mi corazón persistían, aquel sentimiento de felicidad persistía, pero, ¿Y Juls?...¿Donde estaba Juls?
Mire a mi alrededor, y al no descubrir nada no trate de evitar más mis lágrimas. Comencé a llorar y me deslice por el tronco hasta caer de lleno al césped, donde abrace mis piernas con temo y confusión. Quizá no tanta confusión.

Ante mis ojos estaba la realidad de la situación, y fue ahí donde comprendí todo.

Siempre había vivido en una burbuja que yo misma me encargué de crear. Estaba tan obsesionada con Juls que no soporte el lamentable estado de todo lo que me rodeaba.
Anhelaba a Juls de tal manera que eso me llevo a no sabe entre la realidad y la ficción.

Me convertí en la princesa que siempre quise ser de pequeña, actuando como una y metiéndome en mi propio cuento; tal vez también fui la villana o intérprete todos los papeles en uno.

Todo era lamentable, mas yo vivía feliz en aquel lamento.
Me obligue a mi misma a creer una cosa completamente diferente y me negué a ver lo que estaba tan palpable frente a mis ojos: mi psicosis y la muerte de Juls.

MY BLOOD [JULIANTINA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora