cosechas lo que siembras.

1.9K 162 239
                                    





PAGARÁS POR TUS PECADOS




Sólo algunos lo conocían, y aquellos que lo hacían, no duraban mucho tiempo. A menudo la gente era engañada por su apariencia inocente, por sus atributos que, combinados, lo volvían alguien único e interesante, que valía la pena conocer. JungWoo era un chico que irradiaba belleza por donde quiera que pasase, y que, extrañamente, pasaba casi desapercibido. Aunque, él guardaba un secreto, y eso era que, detrás de su apariencia inocente y atractiva, se escondía un asesino serial que no dudaba en derramar sangre ajena si por placer era.



La gente lo llamaba inmoralidad, locura, psicopatía. Él lo llamaba arte, placer, talento.



JungWoo disfrutaba ver a la gente sufrir, más aún si lo hacían por su culpa. Sentía una enorme satisfacción cada vez que enterraba el cuchillo en la piel de alguna de sus víctimas, traspasando todos los tejidos y cortando cada una de las partes de su cuerpo. El color rojo que luego quedaba impregnado en todos lados le provocaba una felicidad inefable, que sólo él podía entender. Amaba sentir la viscosidad de aquel líquido escarlata entre sus dedos, y luego saborearlo como si fuese un bocado de su comida favorita, y en cierto sentido, así era. El placer que JungWoo sentía cada vez que destrozaba a una persona físicamente hacía que todo su cuerpo temblara de la emoción, porque no existía adrenalina más grande y deleitosa que el arte de asesinar a una persona con sus propias manos.



El mundo entero es consciente de que la muerte y los asesinatos no deberían ser romantizados de esa manera, pero, si JungWoo lo ve así, ¿qué más se puede hacer? Para él esto no era una cosa fácil; tenía que ser un talento innato, una maniobra maestra que había que saber controlar. «La práctica hace al maestro», cita la famosa frase que todos alguna vez hemos oído. Sin embargo, en él no aplica, porque él fue el maestro desde mucho antes de empezar.



Desde muy pequeño había empezado con sus obras macabras, siendo su primera víctima su profesora de matemáticas, quien por una simple mala nota tuvo que pagar injustamente la consecuencia. JungWoo en ese momento no se lo pensó, sino que simplemente la llevó a una bodega dentro de la escuela, la encerró, le enterró un par de cuchillos por toda su columna vertebral, y para matarla por fin, incrustó la navaja en su pecho, traspasándose hasta su corazón. Después de eso se fue, y nunca nadie supo quién había sido el culpable de aquel horrible femicidio, hasta el día de hoy.



JungWoo aquel día no sintió culpa, ni miedo, sino que, todo lo contrario. Aquella adrenalina pronto se hizo adictiva, y comenzó a matar gente que incluso ni conocía. Mató a cinco de sus compañeros de clase en la primaria; todos torturados de manera distinta, pero con la misma causa de muerte: una navaja enterrada en el pecho. JungWoo desde pequeño fue muy inteligente, y aunque dejara pistas muy obvias, era lo bastante perspicaz para pasar desapercibido.



Lo mismo pasó en la secundaria, y en la universidad, incluso ahora, que era alguien titulado en medicina y que, en vez de salvar vidas, las arrebataba.

highway to h(ell)eaven ° nctDonde viven las historias. Descúbrelo ahora