—¡Corre estúpida! –me gritaba mi mejor amiga.
—¡Estoy corriendo todo lo que mis cortas piernas me lo permiten estúpida! –le grité ahora yo.
—¡Bueno sigue corriendo y no me digas estúpida , estúpida!.
Si, solíamos decir la palabra estúpida al final de todo lo que dijéramos, es algo común en nosotras, también nos decimos otras cosas.
Hace 5 años cuando nos conocimos, a veces decíamos mal las palabras y esto causó que les llamemos así para siempre. Por ejemplo me acuerdo que un día le dije "hola Jermosa" y desde ese día reemplazamos el "hermosa" por "Jermosa"
Básicamente nos creamos nuestro propio diccionario.
También le enseñe varias cosas en español, de las que aprendí cuando fui a Argentina y bueno digamos que de vez en cuando se nos escapa un pelotudo de mierda o un cerra el orto.
Pero bueno... Cosas que pasan ¿no?
Volviendo al tema, estábamos corriendo porque llegábamos tarde a clases, la verdad era raro en mi ya que siempre llegaba a tiempo.
—Por fin llegamos boluda –le dije a Maia.
—Si, ya me había cansado de correr la verdad –y quien no, literalmente estábamos en la otra punta de la escuela.
—Bueno, entremos de una vez –abrí la puerta y estaba todo el curso mirándonos.
—Hola gente –nadie me respondió, en cambio se quedaron viéndome raro, muy raro.
—Bueno pasen y siéntense chicas –nos dice Ariel, el profe de historia.
Con Maia nos sentamos en "nuestros lugares", ya que no nos asignaron uno pero desde el primer día nos sentamos ahí y se convirtieron en nuestros lugares hasta fin de curso.
Al sentarme siento una mirada, miro a mis compañeros pero ninguno me estaba mirando, saco mi carpeta de la mochila y prestó atención a la clase.