Tú me dominas.

Capítulo 23

Alex veía al hombre trabajando en su computadora con gran velocidad, hace apenas un par de horas había recobrado la conciencia y a pesar del daño que sus manos y dedos presentaban le pidió a Alex que fuera por su computadora personal, pues le preocupaba que Lillian hubiera conseguido lo que quería, el no le había dicho nada, pero sabía que la mujer sabia más de lo que aparentaba.

- Joder – Expreso el hombre mientras suspiraba y dejaba caer su cabeza hacia atrás recargándola con la cabecera de la cama

- ¿Ocurrió algo? – Pregunto preocupada hasta que vio la sonrisa del hombre

- Lena es más rápida que su madre – Contesto aliviado haciendo a un lado su computador

- Supongo que eso es algo bueno –

- Bastante, ahora podre cenar más tranquilo contigo – Aquello hizo sonrojar a Alex

- No sé de qué hablas –

- No niegues lo que prometiste antes de que entrara a ese quirófano –

- ¿Me escuchaste? –

- Bueno tu pregunta confirma que no lo alucine – Dice sonriente el hombre

- Pero no te darán de alta hasta dentro de unos días... -

- No soy exigente – Se encogió de hombros haciendo sonreír a Alex

- Bien – Dijo levantándose del pequeño sillón – Debo hacer unas cosas, pero nos veremos en la noche – El hombre asintió y ella salió de la habitación

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- Solo hay un lugar donde pueden crear algo para la condición de Lena –

- Lo sé –

- ¿No nos beneficiaria más que Lena se quede con esa kryptonita en su sistema? Ya vimos que afecta de gran manera a Supergirl –

- Sin duda, pero Lena haría cualquier cosa por no dañar a esa alienígena – La voz sonaba molesta

- ¿Entonces qué haremos al llegar? –

- El extraer la kryptonita del sistema de Lena de manera abrupta le traerá efectos secundarios, nada grave y quizá temporales, pero eso la dejará débil, podremos encargarnos de Supergirl sin que interfiera –

- ¿Y la señorita? –

- La regresaremos a su acogedor hogar, pasará por NINDA, pero justo cuando una persona esta desecha se puede rehacer –

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El tiempo pasaba sin que ellas se dieran cuenta, la máquina continuaba extrayendo la kryptonita, los tubos estaban casi en su totalidad en color verde y la piel de Lena comenzaba a perder ese color fosforescente, pero eso no era lo que mantenía a Kara frente al cristal. Ella podía ver a Lena intentando controlar el dolor que sentía, pero su expresión junto con un par de lágrimas que habían caído por su rostro hacían a Kara preocuparse y culparse por lo que ocurría, lo cual hacia que sus ojos se humedecieran y solo pudiera cerrar sus puños con fuerza, esperando porque este momento terminará pronto para Lena.

Pasaron unos minutos más hasta que la maquina termino de extraer la kryptonita y poder abrir el cristal. Kara se acercaba poco a poco a Lena, viendo que no había rastro de aquel mineral peligroso para ella. Lena sudaba, el haber aguantado el dolor le supuso un gran esfuerzo, sus músculos y articulaciones le dolían de forma indescriptible, por lo que se concentraba en su respiración con ojos cerrados.