Sin Etiquetas: Camila Cabello y Tú

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Capítulo 3: «Hablar con Ella»

Camila Cabello:

Los pies de aquella chica se movían sin ningún control, su cuerpo se movía exactamente al mismo tiempo y a la misma fuerza que la música. El público gritó como loco cuando dio un giro perfecto en el aire y de pronto otra chica apareció a su lado bailando con ella.

Ella tenía el cabello castaño ondulado y notoriamente ojos claro con la tez blanca. Su cuerpo también sabía moverse y ella junto a la otra chica estaban perfectamente sincronizadas, ellas ni siquiera se preocupaban si iban demasiado rápido o se daban alguna mirada. Ellas bailaban sin preocupación y por diversión, se notaba que lo disfrutaban.

—Camila, al fin te encuentro...

Escuché la voz de Matthew pero lo ignore totalmente, mis ojos sólo podían seguir en ambas chicas que se movían con ritmo muy contagioso y aunque los demás bailarines intentaban seguirlas era muy difícil comparar su baile. Todos sus pasos eran tan viciosos que casi nadie del local podía dejar de mirarlas.

—Camila— sentí su mano mover mi brazo—Si, dime
Respondí sin mirarlo.

—¿Qué quieres?

Preguntó justo cuando la música dio un giro super eléctrico y todos los bailarines se colocaron en forma de triángulo con la primera chica que vi al frente de todos. Sus brazos estaban abiertos y su cuerpo hacía una ola al igual que todos.

Podía ver su frente sudada y cómo mechones de cabello corto se colocaban en su rostro haciéndola ver realmente... sexy. Podía jurar que mató a todos cuando la punta de su lengua lamió toda la curva de su labio superior.

—La quiero a ella.

________ Narvay:

Aún no había abierto los ojos pero ya podía sentir el dolor de mis musculos y el de mis pies por todas las horas que había bailado la noche anterior. No podía negar que la pizzería había sido realmente exitosa la noche anterior y que demasiadas personas estuvieron disfrutando de la comida que se agoto casi todo en el local.

Tan solo recordar que esta noche sería lo mismo otra vez me estaba dando una gran flojera en todo el cuerpo que me hacía pensar: "¿En verdad tengo que ir hoy?" "Si no voy, ¿Carlos se enojaría?". La respuesta era "Sí" para todo lo que se me pasaba por la mente.

Estiré mi cuerpo haciendo un ruido chillón por la fuerza, luego aún con un ojo cerrado y el otro abierto me dispuse a sentarme en la orilla de la cama viendo casi borroso como mi compañera de habitación seguía muy cómoda durmiendo mientras abrazaba su almohada. Así que sonreí.

—¡¡_______!!— escuché el grito de Maya cuando terminé de echarle toda el agua fría de la mañana encima de su cuerpo —¿¡Qué carajos te pasa!?

—Lo siento, en serio tenía que hacerlo— respondí sin parar de reír y dejar el balde de vuelta en el baño —Y ni te quejes— le advertí cuando su ceño se fruncía cada vez más —La última vez tú me tiraste talco cuando me estaba bañando.

—Porque tú le echaste sal a mi té— se defendió
—Y tú ají a mi Pepsi— ella iba a defenderse de nuevo pero la interrumpí —Ni lo intentes cuando fuiste tú— recalqué —quien empezó todo esto.

Soltó un bufido para secarse con su toalla y cambiarse de ropa por una deportiva. Yo sólo me volví acostar en mi cama con la intención de volver a dormir.