Ojos extraños

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12 horas, 12 malditas horas de un viaje que se suponía era sólo de seis. Todo porque el jodido ferry se retrasó y el autobús no paraba de fallar cada media hora.

Craig debió haber llegado a Áthas a las 10 de la mañana y ya pasaban de las cuatro de la tarde. Estaba hambriento, cansado y sofocado por el calor que no podría ser peor.

De verdad que necesitaba la suerte de ese chico, porque al parecer la suya ya lo había abandonado desde hace tiempo.

Miró a su alrededor, había más gente de la que esperaba, sin duda el pueblito que aún conservaba gran parte de la cultura tradicional, ya era un lugar famo...

—¡Comida!

Antes que cualquier cosa, la alimentación era lo más importante, así que sus ojos brillaron de alegría al ver un puesto callejero de comida local, por lo que en menos de un minuto ya había hecho su primer pedido.

Y en poco tiempo ya estaba devorando el segundo.

Después el tercero...

Luego el cuarto...

—¡Vaya jovencito! Siempre me alegra el corazón ver a muchachos tan apuestos y de gran apetito disfrutando mi comida. —Mencionó la señora divertida al servir la quinta orden de una especie de poutine* con delicioso queso de la región. —Toma cariño, esto va por mi cuenta. —Mencionó cuando colocó junto a uno de los tantos platos vacíos del pelinegro, un trozo de pay de mora azul y un vaso de té verde.

—¡GLRUACIAS! —Su agradecimiento había sonado incomprensible, pues aún tenía la boca llena de comida.

Siguió disfrutando de sus alimentos, aproximadamente por un minuto más, pues poco después un joven había pasado corriendo detrás de su asiento y lo empujó por la espalda, haciendo que un poco del té que bebía cayera en sus pantalones. Por menos estaba frío.

Volteó para reclamarle, pero al girarse, observó que había muchas personas que se apresuraban para reunirse en un lugar a dos cuadras de donde se encontraba.

—Disculpe, ¿sabe por qué la gente corre hacia aquel lugar? —Preguntó Craig, señalando el lugar donde todas las personas empezaban a acumularse.

La señora se giró para observar lo que hablaba el muchacho y se sorprendió al recordar la fecha a la que se encontraban.

—¡Omo! No recordaba que hoy era 28 de octubre. —El joven la miró dudoso, como indicando que continuara con su explicación. —Cada año, en este día, se celebra una pequeña ceremonia para atraer la fortuna a Áthas y quién la encabeza es el joven por el cual nuestro pueblo es tan famoso, Tweek Tweak, él realiza una presentación del baile tradicional con abanicos, para que después un sacerdote agradezca y ore por prosperidad de nuestro poblado.

—Aaaah...ya veo... —El joven continuó bebiendo de su té por unos instantes más, todavía procesando la información que acababa de recibir, una vez su cerebro al fin se dignó a funcionar, se levantó de golpe y buscó su cartera para pagarle a la vendedora.

—¡MUCHAS GRACIAS POR LA COMIDA SEÑORA! ¡Aquí tiene, todo estuvo delicioso! — Con esas palabras cargó su maleta y corrió siguiendo al resto de gente.

—Vaya que rápido, y yo que quería presentarle a mi hija... esta juventud cada día es más extraña. —Susurró la mujer negando ligeramente con la cabeza, mientras observaba como el pelinegro se perdía entre la multitud, y luego volvió a su comida pues por estar en el chisme casi se le quema la venta del día.

*-*-*

Craig empujaba y era empujado. Escuchó que varios lo maldecían por meterse para llegar hasta el frente, bueno también porque había golpeado varias cabezas con su maleta por el camino, aunque poco le importó y sólo les enseñó el dedo medio en respuesta. Él necesitaba estar en primera fila para ver al tan famoso primogénito, sin embargo, cuando llegó a un lugar con la mejor visibilidad, empezó contemplar que besar a ese chico sería más difícil de lo que creía.

Lucky kiss - CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora