Prólogo

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1. Alfas.

2. Betas.

3. Omegas.

Esa es la jerarquía que todo mundo conoce; donde los Alfas, dotados de gran intelecto y fuerza, dominan los puestos más importantes de la sociedad tanto en los negocios como en lo político.

Los Betas, viven una vida común, simplista o incluso podríamos llamarla mediocre.

Y los Omegas, bueno ellos sólo son buenos para tener sexo y engendrar hijos, es el único propósito de su existencia...



O al menos eso es lo que se expresa en las novelas tontas para jovencitas. Porque en la realidad no en todos los casos es de esta manera.



La aparición de los derechos humanos ha abierto muchas puertas para los Betas y los Omegas, al igual que ha restringido varios privilegios de los Alfas.

Existen Betas que han logrado sobresalir mediante el emprendedurismo e incluso tener a Alfas como empleados. Incluso hay Omegas que a pesar de los estereotipos de su género han incursionado en campos tan variados como deportes, ciencias, investigación, y alguno que otro que hasta ha llegado a cargos políticos (aunque esto es más para cumplir una cuota de "equidad" en el país y presumir de ello en todos los foros internacionales). 

Aún hay muchos estigmas del pasado que siguen vigentes, como los matrimonios entre rangos sociales, o bastante discriminación a los omegas, pero al menos la sociedad muestra más disposición a cambiar con el paso de las generaciones.

Por otro lado, también hay jóvenes Alfas que no tuvieron la fortuna de nacer en una cuna de oro como muchos otros, por lo tanto, deben ganarse la vida con duro trabajo ya que, para ellos, su rango social vale para una mierda.

Ese último ejemplo es mi caso. La familia Tucker se ha dedicado por décadas y servir a la poderosa familia Testaburger, al parecer porque mi tatarabuelo adquirió una gran deuda de vida con uno de los antiguos jefes de esa familia, y ahora, incluso en mi generación aún no terminamos de pagar.

Los Tucker, normalmente estaban conformados por Betas, pero en mi caso la regla se rompió y la genética decidió que fuera Alfa. Cuando en la primaria me dieron los resultados de mi rango, no podía estar más feliz, pues sabía que los Alfas eran los más respetados de todos... ¡Aaaah, pobre niño inocente que no era consciente de su situación!

Por supuesto, yo también estoy obligado a servir a la familia, hasta parece que ya es una tradición familiar el ser sus lacayos. Sin embargo, tengo otro problema que va muy relacionado a lo anterior.

Desde que era muy pequeño, he estado profundamente enamorado de la hija Alfa más joven de los Testaburger, Wendy. Al ser de la misma edad, todos los recuerdos de mi infancia la tienen a ella como el centro, sin importar las circunstancias siempre permanecemos juntos y si alguno tenía problemas, el otro no dudaría en ayudar. Pero con el paso de los años, las diferencias entre nuestras clases sociales hicieron que una grieta apareciera en nuestra unión y fuera cada vez más profunda y amplia, separándonos lentamente.

Ahora ya tengo 22 años, pero su padre desaprueba cualquier relación entre los dos, pues a pesar de ser un Alfa, no tengo los recursos económicos para darle la vida que ella se merece. Por ello, he estado obligado a sólo verla a la lejanía, y observar a los Alfas que su padre le presenta como futuros candidatos a esposo.

—¡Craig! —Una joven de largo cabello negro corría por el bello jardín que decoraba la parte trasera de la gran mansión Testaburger. — Ufff... En serio que sí sigo escapando así de mis clases para encontrarme contigo, un día de estos me va a ocasionar el castigo de mi vida.

Lucky kiss - CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora