2. Un peculiar dragón

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Parte 1:

—Bien, ahora escúchame. Tienes que comportarte, eres un muy importante factor para que Tweek quiera volver a verme. —Craig se paseaba frente a la cama de su habitación de un lado al otro, con un semblante serio.

—Tú y yo ahora estamos juntos en esto, y espero me ayudes a conseguir el objetivo, no puedo rendirme ahora, no después de tanto.

Unos brillantes y pequeños ojos negros lo observaban desde la cama, atentos al extraño comportamiento del azabache.

—Oye no me mires así, Tweek no es sólo un objetivo, lo sé. Pero realmente no quiero perder a Wendy. Aunque ahora no quiero dañar a Tweek en el proceso, no se merece eso...

Craig suspiró cansadamente, y se arrodillo frente a quien lo miraba curioso, al tiempo que acarició su pequeña cabeza.

—Tal vez actué algo tonto con él... ¡Auch!

El pequeño ser, mordió su dedo como respuesta, al parecer objetando por completo el que minimizara sus acciones hacia el rubio, no en vano llevaba dos horas escuchando el drama del día anterior, y tenía la firme creencia que Craig, efectivamente, la había cagado.

—Okay, okay. Fui una completa mierda con él y no pensé en que también enfrentara circunstancias difíciles. ¡Carajo amiguito! él jamás me dejará acercarme ahora.

Craig dejó caer su cabeza sobre la cama, tratando de aclarar sus pensamientos. A lo que la bolita peluda que lo acompañaba se acercó a su rostro y se frotó contra su mejilla.

Tucker rió suavemente. —Basta Stripe, me haces cosquillas. —Cargó al animalito entre sus manos y acarició su pelaje. Nunca creyó que esa desviación a la tienda de mascotas luego de su mal día con Tweek, le llevara a enamorarse por completo de los cuyos.

—Bueno, el lamentarse nunca ha solucionado nada. Así que es hora de actuar, y tú me ayudarás a eso.

Craig volteó su vista a un bultito de tela que tenía en el buró, y sonrió auto satisfecho de su creación.

Probablemente si pudiéramos saber los pensamientos de los cuyos, Stripe estaría diciendo. "Hoy será un largo día... y sin zanahorias".

*-*-*


No quería levantarse de la cama, había sido una noche difícil para él pues sus pesadillas volvieron y se sentía en extremo agotado tanto emocional como físicamente. Incluso usó su celo como excusa para no ir a sus lecciones de la mañana. Pero el jodido ruido de afuera al parecer no tenía para cuando terminar, y estaba truncando su objetivo de procrastinar todo el día.

Frotó sus ojos. Aún le ardían de llorar hasta tarde, seguramente estarían súper hinchados y su madre lo molestaría con ponerse varios tratamientos faciales, pues, "el heredero de los Tweak no puede verse mal, ni por un segundo".

Giró su vista hacía el reloj de la pared.

—8:30 de la mañana, demasiado temprano aún~

Refunfuñó, y se volvió a ocultar debajo de las sabanas, tratando de disminuir el ruido colocando su almohada encima de su cabeza para cubrir sus oídos. No obstante, seguía escuchando ligeramente a los guardias discutir, y no podría dormir en esa posición, así que arrojó la almohada lejos de él, ya algo fúrico ante la situación.

—¡Agggggh! ¡Voy a matar a esos gorilas cuando los vea! ¿no pueden correr a los turistas persistentes en silencio?

—¡TWEEEEEEEEEEK!

—¿Craig? — Ese gritó le dejó frío por segundos, para luego volver a la cólera inicial, e incluso aumentarla.

—¿De verdad se atrevió a volver a buscarme? Maldito loco... —Al final, tuvo que levantarse de su tibio escondite de sábanas para ponerse una bata por el frío y su cubrebocas negro. Tenía que salir a poner en orden la situación por el bien de su salud mental.

Lucky kiss - CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora