Capitulo 11

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- Hai... - tocaron la puerta.

- ¿Quién? - pregunte. Espero que no sea otra bromita pesada como las que suelen hacerme diariamente.

- Hai, soy yo, Jake. - abrí la puerta inmediatamente. Jake estaba parado con una caja morada oscura en las manos.

- Hola, no te eh visto todo el dia. - entró en la habitación y se quedó mirando fijamente a Mason.

- No sabia que tenias compañía. - dijo Jake aclarandose la garganta.

- Oh, claro... Jake el es mi compañero Mason, Mason el es mi guardián Jake.

- Un placer. - balbuceo Mason extendiendo su mano hacia Jake, se dieron un apretón de manos y Jake me miró por un momento sin decir nada. - Bueno, Hailey um placer como siempre hablar contigo. - asintió y se retiró.

- Extraño tu amigo, ¿no? - mencionó Jake cuando ya Mason estaba afuera.

- Lo se, no me suelo relacionar con Monroic. - dije bajando la vista a mis pies.

- Si, cambiando de teme. Toma. - me dio la caja y lo mire con curiosidad. 

- ¿Qué es?

- Es la ropa de mañana.

- ¿Y que vamos a hacer mañana?

- Vamos a dar un paseo.

- Espero que no como el último. - dije recordando el mal rato que pase con aquel niño que provocó que hiciera que lloviera.

- Tranquila, esta vez a penas notarán tu presencia.

- Al fin algo conocido.

- No para todos eres invisible.

- Sólo para ti porque soy tu responsabilidad, pero mi mundo gira alrededor de los Dumclures.

- Y de ese chico Monroic, Mason. - me miró con esa única cara de: "Sabes que tengo toda la razón." Vire los ojos.

- Sólo es un conocido que no me trata con la punta del pie. - dije encogiendome de hombros sin saber que más hacer.

- Bueno, voy a dormir... tengo turno de madrugada. - salió por la puerta y quede sola. Mire la caja pero no me interesa abrirla en este momento. Salí hacia el comedor a tomar mi cena antes de que todos los demás fueran, solo evitó los problemas. Hoy nos sirvieron pasta, mi favorita.

Una de las trabajadoras de limpieza se ubicó en una mesa sola, alejada de las demás.

Se veia sola, apenas se notaba su presencia con relación al ruido que hacían las demás. Tenia la mirada perdida, como si buscará algo en aquellas sillas vacías, las cuales le hacían compañía. Tome mi plato y me senté a su lado, ella me miró perpleja, como si estuviera cometiendo el peor de los pecados.

- Dos traidoras juntas, no me sorprende. - comentó una de las mujeres que estaban al lado de nosotras.

- También te relacionaste con un Dumclure, ¿cierto? - pregunte, me miró y vi una mirada joven, ojos azules, piel y cabello claro.

- Si, Tobias... - murmuró agachando la cabeza. De sus ojos bajaban lágrimas rápidamente, le coloqué una mano en su hombro en señal de apoyo. Me miró entre sus pestañas empapadas, le dedique una de las pocas sonrisas que puedo.

Cene lo más rápido, no me siento única en relacionarme con un Dumclure, todavía no encuentro la razón por la discriminación. Me fui a mi habitación y me coloque la pijama, pantalón negro y camiseta blanca, me lancé sobre la cama y caí en los brazos de Morfeo.

Mis ojos se abrieron, de mi ventana entraban unos tenues rayos de luz, debe ya haber amanecido, abrí un poco más las cortinas las cuales dieron paso a la luz. Mi cuarto se aclaró un poco, estaba amaneciendo. Entre a la ducha y di mi aseo diario. Busque la caja que me había dado Jake ayer.

Dentro de ella se encontraba una falda azul claro de encaje que me llegaba al ombligo, una camisa blanca de encaje con mangas y unos tacones altos color rosa.
Me vestí rápidamente y solté mi cabello, tenia unas pocas ondas que apenas se notaban, un brillo especial y mi flequillo bien acomodado. Me puse brillo labial y delineador para mis ojos, un poco de rubor para mis mejillas y mis gafas con los tintes marrón claro, ¡Lista!

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