MAJO.
¿Por qué el sol me fastidiaba tanto si era aún mínima su iluminación?¿Por qué sentía como si me chuzaran la cabeza por todas partes?¿Por qué no quería abrir los ojos y empezar el día normal en vez de sentir esta necesidad de desaparecer?
La respuesta era simple: no había dormido nada.
Tenía que estar muy martirizada para no dormir, siendo el sueño algo tan sagrado para mí.
Me sentía de los perros, fatal. Y eso solo significaba que el día no iba a estar nada bien.
Me obligué a abrir los ojos, no me podía quedar ahí sin hacer nada, seguro Erick vendría a hablar conmigo o algo parecido.
No paraba de pensar en lo que había pasado y como iba a afectar eso nuestra amistad, seguro todo se iba a poner patas arriba y yo tendría que marcharme pronto de esa casa.
Deseaba con toda mi alma que sencillamente ambos lo tomáramos como una broma, o un momento ridículo más del montón, y todo siguiera normal.
Pero sabía que no iba a ser tan fácil, lo sabía porque yo apenas quería verlo, no sabía cómo iba a reaccionar o que iba a pasar, y ese solo hecho me causaba náuseas y ganas de salir corriendo de ahí, por eso saldría a buscar trabajo, para no tener que verlo. Era muy temprano para que alguien me viera, si contaba con suerte, claro.
Sé que habíamos quedado en descansar el fin de semana, pero estaba más que claro que no habían sido mis días favoritos para hacerlo.
Nuestra amistad se estaba balanceando sobre un pequeño hilo, y no era uno rojo específicamente, porque este si sé podía romper, o no, la verdad no sabía nada.
— Buenos días, he visto que hay un cartel afuera. Estoy interesada en el trabajo. — dije arrastrando las palabras, con muy poco ánimo.
El tipo me miró con mala cara.
— ¿El trabajo de mesera? — levantó una ceja.
— ¿Es que hay otro? — obvié.
— A ver ¿Qué edad tiene?
— 17 — le dije de mala gana, ¿Que le pasaba a ese sujeto?
Entonces me señaló un aviso con letras muy grandes.
— Es un bar, chiquilla. Anda a estudiar y a pedirle dulces a tu mami.
Estaba segura que iba a descargar toda mi rabia en él. Respiré profundo.
— Que te den — me giré dispuesta a marcharme de ese lugar.
— Eh, nena — giré mi cabeza para verlo.
— ¿Que?
— Podría darte un trabajo mucho mejor — me lanzó una mirada asquerosa, moviendo las cejas y mordiéndose el labio.
Le lancé el cono con helado que traía en mi mano. — Cerdo, hijo de puta.
Y me largué de ese lugar.
¿Había dicho que este día iba a estar mal? Pues ya había empezado.
En el resto de lugares no me fue mejor. Escuché miles de obscenidades y palabras que ni siquiera sabía que existían.
Aunque yo tampoco había sido muy educada.
Pero...
¿En que lugar del mundo entra una chica de mi edad a una cafetería y le preguntan si tiene experiencia laboral en estriptis?
Acababa de saberlo.
¿Quién sería educada si le mencionaran algo así? Por Dios...
Que asco de humanidad.
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Buscando La Felicidad.. [EN EDICIÓN]
Teen FictionElla... Ella era una chica hermosa e inocente, con un enorme corazón, siempre dispuesta a dar sin esperar algo a cambio, llenaba de alegría cada lugar al que llegaba, tenía un hermoso mejor amigo del que estaba enamorado y a leguas se veía que era c...