MAJO.
Mientras miraba el reflejo de alguien que no podía aceptar ser, en el tocador de su habitación, una chica totalmente destruida, no paraba de repetirse una y otra vez esas palabras "Eres una imbécil, como creíste que alguien como él podía llegar a cambiar por ti, ¿Eres estúpida? Si, sí que lo eres, porque eres una pequeña zorra ingenua" y lo que vino a continuación de eso fue peor.
No pudo evitar fijarse en su pómulo izquierdo, donde un moretón comenzaba a ser evidente, no sabia que había sido más doloroso, si el golpe, sus palabras, o que ambas cosas vinieran de su madre. "Su madre" el ser que debería amarle sobre todas las cosas, fue capaz de arrebatarle todo lo que realmente quería; la destruyó, y lo hizo de la peor manera.
Se fijó nuevamente en su rostro, Dios, estaba espantosa, tenía el rímel totalmente corrido por toda su cara, pequeños rasguños en el mismo lugar donde había estado la mano de su madre, y recordar la manera tan violenta en la que se posó ahí, la hizo sentir peor de lo que ya estaba, si es que eso era posible.
— Papá, ¿Por qué me dejaste?, ¡Te necesito!. Fuiste la única persona que realmente me quiso. Estoy sola papá, sola, ¡Sola! — grité con la voz totalmente destruida, completamente fuera de mi.
Un dolor repentino la hizo fijarse en sus manos, que ahora estaban llenas de sangre y partes de vidrio de lo que había sido una copa que sostenía en su mano, ni siquiera se dio cuenta que la había apretado tan fuerte.
Tenía su mirada fija en la sangre, lo que vino luego fue un mareo repentino, y de pronto lo vio todo borroso.
******
Unos pitidos la hicieron despertar de lo que creía había sido un trance.
Al abrir los ojos no reconoció más que el rostro de esa persona, su felicidad. Al fijarse mejor en sus facciones vio que tenía sus ojos hinchados y rojos, por lo que parecía haber estado llorando, pero viniendo de él, eso parecía ser imposible.
— ¿Qué ha sucedido? — le pregunté un poco confusa.
— Perdiste el conocimiento, pero no te preocupes, vas a estar bien.
Y en forma de embestida, su cerebro comenzó a recordar todo, y a mandarle imágenes de todo lo sucedido, cosa tras cosa como si de un reproductor se tratara. Verdades, gritos, golpes, lágrimas, muchas lágrimas, vidrios, sangre y más gritos.
— Hey linda ¿Por qué lloras?, No te va a pasar nada, estarás bien.
Y se dio cuenta que sin querer una lágrima se le había escapado, ella y esa vieja costumbre. Y la opresión en el pecho volvió a aparecer.
— ¿Cuánto ha pasado desde aquella noche? — no pude evitar preguntar, ya que por momentos sentía que había sido hacia siglos, y en otros segundos, como si aún lo estuviese viviendo.
— Sólo han pasado dos días, cariño.
— No me llames cariño, que no perdí la memoria, y recuerdo muy bien lo que sucedió. Quiero que te largues, no tienes nada que hacer aquí.
— Amor, debemos hablar de eso, pero no es el momento. Necesitas descansar, no es lo que realmente crees que pasó, no tienes ni idea.
— ¿¡Qué no tengo idea!? Yo lo vi todo, fui una imbécil, después de todo mi madre no mintió en nada de lo que dijo, ¡Qué te largues! ¡No tengo nada de qué hablar contigo! — le grité teniendo todo el autocontrol posible, quería echarmele encima, abrazarle, que todo fuera como antes, quería... Tantas cosas, pero en especial lo quería a él, a la persona que había supuesto mi felicidad ¿Por qué se había cargado todo de esa manera?.
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Buscando La Felicidad.. [EN EDICIÓN]
Ficção AdolescenteElla... Ella era una chica hermosa e inocente, con un enorme corazón, siempre dispuesta a dar sin esperar algo a cambio, llenaba de alegría cada lugar al que llegaba, tenía un hermoso mejor amigo del que estaba enamorado y a leguas se veía que era c...