Capítulo S E I S

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Miro de lejos la mesa de los jugadores de Lacrosse, gritan y comen de manera escandalosa, es imposible no mirar al menos en una ocasión hacia esa mesa para dar con el origen de ciertos gritos, Connor y Noah hablan sobre los resultados de quienes conformaran el equipo este año, al final del día la lista estaría pegada afuera de la oficina del entrenador, si pudiera prestarles mis uñas seguramente en segundos se las comerían.

Trato de encontrar a Andrew entre todos los chicos que están sentados en la mesa, hay porristas y uno que otro infiltrado, ¿cómo es que caen tantas personas en dos mesas?

El sábado al llegar a casa había podido burlar el detector de mi madre sobre mi llegada y había pasado tanto ese día como el domingo en cama, repitiendo una y otra vez esas imágenes, tanto así que me había visto a mí misma realmente afectada y preocupada por esa chica.

Se me había hecho imposible localizar algún medio para hablar con Andrew, fácilmente hubiera podido pedirle el número a Connor o Noah, pero para ello hubiera tenido que contar mi aventura del viernes por la noche y había decido guardar eso solamente para mí.

Me levanto del asiento rápidamente y me vuelvo lista para caminar a la mesa de Andrew, necesito saber si él sabe algo de lo que paso con la pelirroja, mierda ni siquiera sé el nombre de ella.

— ¿A dónde vas? —me pregunta Jane de golpe, dejando su yogurt en la mesa, me mira con una ceja alzada.

—Tengo que hablar con alguien, vuelto en minutos.

Abre la boca para decirme algo más, no obstante la dejo así y comienzo a caminar hacia las mesas, mis piernas se ponen un tanto pesadas a tal grado que veo en cámara lenta como la gente pasa por mi costado.

Sigo sin detenerme y es cuando la mesa se vuelve a mirarme, algunos lucen confundidos y otros un tanto abrumados, me paro enfrente y es tan el silencio y los ojos saltones que deseo dar la vuelta e ir donde estaba anteriormente.

— Keels —saluda Julie, una de las tantas porristas que posee el equipo, es rubia y pequeña, al menos siempre me lleve bien con todo el mundo, al menos lo intentaba —, es lindo verte de nuevo.

—Lo mismo digo chicas —todas me sonríen de manera tensa, cuento 5 de más o menos 12, asique puedo deducir que la mayor parte está aquí.

—Haremos una fiesta de bienvenida el próximo sábado, sería lindo que fueras...era lindo tenerte con nosotros —Julie sigue sonriéndome de tal manera que parece profesora de pregrado tratando de ganarse a un crio.

Casi puedo aguantar una carcajada frente a la escena.

Asiento y esta vez dirijo mis ojos a los jugadores de Lacrosse, los reconozco a cada uno, sé sus nombres y en parte es porque la mayoría de los que estamos aquí, nos conocemos desde pequeños, esta cuidad es un conjunto de historias entrelazadas.

— ¡Keels! —saluda Adam parándose del asiento acercándose rápidamente hacia mí —, ¿Qué necesitas? ¿estás bien? —luce realmente preocupado por mí y no puedo dejar de sentirme tan bien, pensé que sería más difícil el trato de la gente.

—Necesito a Andrew —suelto de manera baja, todos automáticamente miran al final de la mesa.

En efecto Andrew está detrás de todos los jugadores, se encontraba con la cabeza baja mirando al suelo, levanta la mirada hacia mí, sin embargo no sonríe ni nada por el estilo, me mira y no hace nada más que mirarme, sé que debe ser realmente incomodo como toda la gente lo mira para luego mirarme a mí y así sucesivamente.

— ¿Para que necesitas a Temblay? —me pregunta de golpe Adam luciendo molesto, arrugo las cejas un tanto confundida con su actitud.

—No es de tu incumbencia Adam —responde Andrew levantándose de su asiento caminando hacia mí, me mira y se posa a mi lado rozando su brazo con el mío —, ven Keels, hablemos afuera.

El gay perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora