El gay perfecto.

Capítulo S I E T E

Más de un año, pero aquí un capítulo.

— ¿No has pensado quizás postular a la universidad de colorado? —la voz de mamá hace que deje de mirar el celular y dirija mis ojos a ella, está también con su móvil, de hecho ni siquiera ha dirigido sus ojos hacia mí.

— ¿Universidad? —bajo los pies de la mesa de centro sentándome rectamente en el living, ella está al frente en el individual, sigue sin mirarme, estoy segura de que debe saber que la estoy mirando como si estuviera loca.

Baja lentamente su móvil conectando sus ojos a míos, luce tan linda cuando se pone sombra en sus cafés claros, cuando era pequeña soñaba con llegar a ser tan linda como ella, incluso a sus casi 40 años, luce su piel tersa, casi sin arrugas y su cabello negro bien peinado siempre olía a coco.

Una parte de mí ama a mamá, incluso aunque toda mi vida fue complicada y poco cariñosa esa parte la ama, porque era la que para cada cumpleaños planeaba la salida a comer helados y después de quedar con el ombligo afuera dormía conmigo, dormir con ella era poder sentir el olor a coco y a la paz. Ha pasado tanto desde la última vez que eso paso.

—Si Keels, ¿no planeas quedarte toda la vida aquí?, ¿no quieres ir a la universidad?, ¿unirte a una fraternidad? —hago una mueca de asco, vamos mamá como si hubiera un futuro donde yo estuviera metida en esas madres —, ir a bares con universitarios, vienen chicos europeos, ¿sabes lo que dicen de los franceses?, que llevan el romance en la sangre —luce tan ilusionada hablando de los franceses que me da ganas de reírme a carcajadas. Suelto una pequeña risa y ella también lo hace.

—Sabes que no soy de universidades estatales...

Ella niega con la cabeza bajando un poco la sonrisa, une sus manos por delante de su falda e intenta sonreír de lado.

—Siempre quisiste Nueva York.

Por alguna razón mamá evitaba decir Nueva York, dentro de su corazón sabía que eso significaba que yo me iría lejos de ella.

—Las universidades me vetaron mamá, termine con exámenes libres.

—Keels, aunque pasaste con exámenes libres fuiste una de las mejores, estarás bien rayada, pero tienen una inteligencia bruta, lo sacaste a tu padre, siempre me ganaba en la escuela.

Siento un nudo en el estómago, ella lo nombro...nombro a papá en una oración, por lo general Anne, evitaba siquiera pensar en él. Después de que se divorciaron, y no fue porque uno de ellos dejará de amar al otro, no, no fue por eso, aun cuando se juntan, puedo notar como a ella le tiemblan las piernas y a él le brillan los ojos, es increíble como son solo notar eso, puedes saber que alguien realmente amó a otra persona. Después de que papá se mudara a Detroit, mamá dejo de nombrarlo por completo, si podía evitar siquiera saber de él lo hacía. Botó todo lo que le recordara a él, menos a mí y creo que eso es lo peor, porque mi cara es la mezcla perfecta entre ella y él...bueno al menos en mi rostro ellos siguen juntos.

—Veré opciones, la universidad parecía tan lejana, mírame, ya casi salgo.

— ¿Al menos sabes que quieres estudiar? —sus ojos se alzan ante la duda y no hago más que alzarme de hombros negando con la cabeza.

—No, sé que no quiero pasarme la vida detrás de un escritorio, es lo único que sé.

—Deberías ir con la concejera, amor —mi pecho late un poco más rápido cuando escucho la palabra amor, es tan poco expresiva y no lo es desde el accidente, lo es desde siempre.

Siempre me ha contado sobre sus sueños de adolescente, mamá siempre quiso viajar por el mundo, irse más lejos de los Estados Unidos, de Denver, de no sé...estas calles, pero de alguna manera sus sueños fueron frustrados por mis abuelos, para ellos era más importante que ella tuviera una carrera y sueños anclados a la tierra, como casarse y formar familia. Secretamente creo que ella jamás les ha perdonado eso y creo que es la razón por la cual ni ella, ni yo tenemos mucha comunicación con ellos.