Epílogo

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5 Años Después

Lo único que era capaz de ver era una simple oscuridad que parecía ser eterna, con una mezcla de voces que podía escuchar con facilidad. Escuché mi propia respiración volviéndose agitada acompañada de una sensación de felicidad y cansancio a la vez. El sudor cubría mi frente mientras mis ojos permanecían cerrados a mi vez que ponía todo mi esfuerzo a flor de piel. Y después de un severo silencio, el llanto se escuchó por todo el cuarto acompañado del grito de la doctora avisando a los presentes que se trataba de una niña. El apretón de Kevin en mi mano se volvió fuerte, y su sonrisa se extendió una vez más mientras sus labios pegaban mi frente y lo besaba con suavidad mientras su emoción se extendía más.

Y finalmente descansé hasta caer en el sueño, imaginando a mi otra pequeña esperando en casa acompañado de su tía Jessica que de igual manera está en espera de saber las noticias. Aún en la oscuridad, escucho la voz de Kevin.

—Casey, ¿estas despierta? —Pregunta en un susurro.

Abro mis párpados y trato de inhalar hondo y ver a mi alrededor hasta que mis ojos se acostumbren a la luz. A los pocos segundos, vislumbro la sombra de Kevin a mi lado con nuestra pequeña hija en brazos.

—Hola—Digo con cansancio, sonriendo poco a poco mientras los miraba—, ¿cómo está ella?

—Está bien—Se sienta en la silla metálica que se hallaba al lado de la cama—, ambas tienen tus ojos.

—Eso es bueno—Suelto una corta y baja risa—, estoy segura que ella también heredará tu energía y no dejará de correr por toda la casa.

—Katherine finalmente se convirtió en la hermana mayor—Dijo devolviendo la vista a la bebé—. ¿Cómo quieres llamarla? —Susurró.

Pensé en todos los nombres posibles que acudían en mi mente, pero había uno en especial que guardaba desde hace muchísimo tiempo.

—Susan—Carraspeo para aclarar mi voz mientras me giraba entre la cama para ver a mi hija—. Es el nombre de mi mamá.

—Susan—Sonrió al dirigirme la mirada—, es hermoso...—Hace una breve pausa—, ¿y por qué no quisiste ponerle así a Katherine?

—Porque desde que estaba embarazada de ella tú siempre me propusiste ese nombre—Reí nuevamente—. Pero ahora ella puede tenerlo.

Mantuvimos nuestra atención en la pequeña Susan que estaba despertando.

Mantuvimos nuestra atención en la pequeña Susan que estaba despertando

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Pude ver el color de sus ojos, los mismos que heredó de mí.

Habían pasado dos días desde que llegué al hospital y, finalmente, ya nos estábamos marchando de camino a casa. Mientras íbamos de camino a nuestro hogar en el auto, no podía dejar de ver a Susan dormida en su sillita. Acaricie su suave mejilla al igual que su cabello castaño que se notaba un poco.

Una Parte De Nosotros | Tercera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora