Capítulo 1 | El Inicio De Una Vida

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CASEY

El silencio siempre me ha tranquilizado desde que nuestros problemas se acabaron. Me ayudaba a pensar, a observar, a entender todo lo que ocurría en mi alrededor y de alguna forma me ayudaba a relajarme. Finalmente, como siempre he querido, volví a renacer en una nueva ciudad, donde nadie, ni en especial los periódicos o noticieros mencionan mi nombre. Ya no soy conocida aquí como la víctima y Kevin ya no es visto como un asesino.

Sin embargo, a pesar de tener un hogar estable en un vecindario pacífico con un ambiente relajado y con seguridad, ahora mismo siento temor.

Me hallaba sentada en uno de los sofás de tela de mi sala, mirando hacia la puerta principal desde la estancia para esperar a Kevin. El único sonido audible en aquella habitación era el tic tac del reloj de madera colgante. Podía sentir como mi corazón latía con tanta fuerza que incluso me daban ganas de vomitar, pero de cierta forma eso sería normal.

Miré impaciente la hora donde indicaba la manecilla que en pocos minutos apuntaría a la una de la mañana. Estaba cansada, pero aquellos pensamientos que empezaron desde la tarde me han traído despierta enérgicamente. Antes de seguir escuchando el reloj, el sonido de la manija me hizo levantarme de mi asiento para luego observar como Kevin, vestido con su atuendo formal, se adentraba a casa para después retirarse sus lentes y su maletín para dejarlos encima de la mesa de apoyo cerca de la entrada.

—Casey—Me observó perplejo al verme despierta a altas horas de la noche—, deberías estar dormida.

Traté de ir a su posición, pero mis pies se congelaron en su lugar y mis palabras que quería salir quedaron selladas en mi boca.

—¿Ocurre algo? —Su forma de verme era seria, pero notaba en sus ojos y en su voz su preocupación en mí.

Kevin caminó despacio para luego encontrarse frente a mí, analizándome con sus ojos sin saber lo que me ocurría.

Debía hablar, escupir la verdad de una buena vez antes de que mis manos empiecen a temblar, pero raramente estaba apenada, como una niña pequeña queriendo declarar su travesura frente a sus padres. Mis manos jugaban entre ellas y mis ojos trataban de hallar los de él, pero me resultaba difícil hacerlo.

—Cariño—Su mano tibia sujetó con delicadeza mi mentón e hizo que mis ojos se detuvieran en los suyos—, sé que algo pasa. Dímelo, quiero saberlo.

Aquellas palabras, tan simples que parecieran, me ayudaron a calmar mis latidos y ese miedo que trataba de apoderarse de mí desapareció, al igual que la pena.

—Yo...—Me ruborizo, no obstante, retomo el aliento y volví a respirar hondo—, estoy embarazada.

Mis labios sonrieron, sentía como mis ojos deseaban lagrimear por la felicidad y aquella noticia me consumía con los nervios. No obstante, Kevin retiró su mano de mi rostro y, con una mirada inexpresiva, se alejó dando unos pasos hacia atrás.

—¿Qué? —Frunció el ceño mientras que su voz se entonaba molesta.

Al oír aquello y ver su reacción, mi sonrisa se borró por completo.

—¿No estas feliz? —Mi voz de pronto se volvió frágil y tímida, como la de una niña de seis años—. Kevin...estoy embarazada.

—Estas mintiendo—Se dio la vuelta y se retiró de la sala, dando zancadas como un soldado.

Lo seguí, confundida sin entender lo que ocurría.

—Te dije que estoy...—Le hablé tras sus espaldas, pero se giró de golpe cuando hable.

Una Parte De Nosotros | Tercera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora