Capítulo 22 | Mentiras Que Llevan A La Verdad

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JESSICA

Me encontrado en la tienda como era de costumbre, atendiendo a las mismas personas cada día que me saludan con gentileza y me preguntas cómo está mi familia y cuando conseguiré pareja. A veces desvío tanto escapar de este sitio. Conozco las calles como si fuera la palma de mi mano y las personas ya podría considerarlas de la familia porque saben cómo era de pequeña. Esta rutina me está acabando poco a poco, pero no hay manera de librarme de esto si no logro recaudar el dinero.

Recargo mi mano por encima del mostrador con la mirada fija en la puerta en espera de escuchar la campanita sonar por encima de esta, pero al parecer nadie cruza cerca.

—¡Jessica!

Veo con atención como Casey se adentra a la tienda empujando la puerta y buscándome con la mirada antes de encontrarme e ir directamente al mostrador con una mirada preocupante.

—¿Estas bien? —Me incorporo de mi posición y la miro con atención—, ¿Qué pasó?

—Necesito que me cubras—Respira nuevamente para recuperar el aliento—, y necesito que me des la dirección de Dixon.

—¿Después de todo lo que ha pasado? No puedo dártelo—Salgo del mostrador y me alejo de ella para empezar a acomodar ciertas prendas.

—Tienes que ayudarme—Sigue mis pasos mientras su voz se entonaba suplicante—. Finalmente tengo la solución, me puse en contacto con...

—Casey—La interrumpo cuando me giro hacia ella—, no puedes mentirle a Kevin de esto..., ya sabemos de lo que es capaz.

—No tiene que saberlo—Toma mi mano—, tienes que cubrirme, Jessica. Eres la única con la que cuento ahora con esto.

Sus ojos viéndome de esa manera me era inevitable negarme a ayudarla. Lo único que pude hacer fue poner los ojos en blanco por un momento y hacer una sutil sonrisa.

—Bien, diré que estás ayudándome en la bodega—Saco de mis bolsillos las llaves del auto—. Trae el auto de mi prima a salvo o me matara. En la guantera hay un directorio, solo busca su apellido.

Sus brazos fueron a parar en mis hombros, uniéndonos en un fuerte abrazo mientras me agradeció en voz baja en mi oído.

Se sentía bien esto, tener a una amiga con la quien puedo contar y puedo ayudar con sus problemas. Pude sentirme en ese momento satisfecha en este día.

CASEY

Estaba en el sitio que desde el principio me dio curiosidad saber cómo sería, y ahora me hallo aquí, frente a la casa de Dixon. Su vecindario es muy distinto a donde yo vivo puesto a que las casas están muy separadas y a los costados de la casa solo hay césped y árboles atrás que conducen a un bosque pequeño. Su refugio es una simple casa de dos pisos de ladrillos con puertas de madera y ventanas pequeñas. Al ver la patrulla estacionada frente a su cochera, asumo que él se encuentra dentro.

—Todo estará bien—Me susurro para mí misma—, solo es hablar con él como los adultos que somos o seguir con el plan b.

Mis manos sudaban y no entendía el porqué, por lo que no le tomé tanta importancia y me dediqué a bajar del auto para ir de camino a la puerta. Cuando subo los escalones e inspecciono por un momento su buzón oxidado, doy un respiro profundo y toco la puerta un par de veces con la mano delicadamente.

—¡Ya voy!

Su voz resuena como eco dentro de la casa y el rechinar de la madera me indica que se aproxima hacia la puerta con pereza. Y finalmente la puerta se abre con una mirada confusa y a la vez de sorpresa cuando me ve.

Una Parte De Nosotros | Tercera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora