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- Vale, ¿qué hace un lobo en el porche?

- Y yo que sé Steve, no puedo hablar con los animales.- dijo Sam algo ofuscado.

Por una parte le impresionaba la majestuosidad del canino, pero por otra parte, le asustaba la idea de tener un lobo feroz y agresivo en su casa.

- ¿Qué hacemos?- preguntó Natasha.

- Pues no lo sé.

- Joder, tenemos que echarlo.

- ¿Como Nat? ¿Tú qué eres tan inteligente y asumes lo obvio?

- No hacía falta ser tan sarcásticos capitán...

- Haber hecho las paces con Stark no te hizo bien rubio.

- Cállate negro.

- Me cansé.

Y sin pensarlo, la pelirroja salió con pistola en mano y en un abrir y cerrar de ojos comenzó a disparar en dirección al animal. Sin darle, solo para ahuyentarlo.

A los dos chicos casi les da un paro cardíaco cuando vieron la prisa que tenía la chica con salir.

Cuando escucharon los aullidos del lobo, como si algo le estuviera haciendo daño, los dos hombres salieron lo más rápido posible para ellos. Y se encontraron con una escena que no sabrían como catalogarla. Si tierna o apenada.

El lobo había retrocedido sobre sus pasos y se había ocultado en una de las esquinas del porche, mientras que completamente tumbado, se había puesto las patas en su hocico como si se estuviera escondido. Unos aullidos de miedo salieron de si garganta.

Realmente se había asustado.

Todos se habían dado cuenta que era un lobo más grande de lo normal.

Ante esta situación, el rubio recordó varios sucesos en su vida. Un de ellos era el temor de Bucky hacia los disparos. Lo podía controlar bien, eso no cambia que realmente les tenía pánico al sonido de una pistola disparando.

Steve no pudo compadecerse más y sin mucho juicio, se fue acercando al animal, lo más despacio posible. A pesar de los reclamos de los dos adultos restantes, Steve anduvo sigiloso hasta estar a escasos centímetros del animal.

Se agachó en cuclillas para alargar la mano y tocar el lomo del animal. El canino no se inmutó. Aunque el rubio se dio cuenta que estaba temblando y algo delgado.

Acarició toda la superficie de su espalda, haciendo que este parara de temblar, comience a mover la cola y quitó sus patas del hocico para mirar a la persona que le daba los mimitos.

Steve no pudo evitar sonreír al ver como el lobo de animaba un poco más.

- Creo que solo tiene hambre, si le damos de comer supongo que se marchará.- dijo Steve levantándose, detrás de él lo hizo el animal.

- O se quedará...- recalcó Sam.

- Los lobos suelen ir en manada, si este lobo no ha venido a buscar comida con cinco lobos más es que está solo.- informó Natasha.

- ¿Y eso que tiene que ver?- preguntó el moreno.

- Pues que hay dos opciones. O los otros lobos han echado a este de la manada. O el lobo ha sido criado por humanos y por alguna razón ahora está aquí.

- Si es lo que dices, ¿lo habrán abandonado?- pregunto Steve aún cerca del lobo.

- No lo sé... pero si de verdad lo ha criado alguien, no sabe cazar.- le respondió la pelirroja.

- Eso explicaría su delgadez.- comentó Sam.

- ¿Qué hacemos? No podemos dejarlo a su suerte, se moriría.- Steve se notaba un poco alterado.

Ahora mismo lo único que no quería era que el lobo muriese. Siempre tuvo un gran cariño a los animales, a todos, pero en especial los lobos. Y sus dos amigos ya sabían perfectamente que la debilidad de Steve son esos majestuosos caninos.

- Pero tampoco lo podemos tener aquí.- defendió el moreno.

- No me refiero a quedarnoslo, sino a cuidarlo hasta que se ponga bueno...

- Steve, sabemos perfectamente que tú lo que quieres es quedartelo.

- ¡Qué no! De verdad que me es solo darle de comer y ya, Natasha, ¿tú que opinas?

- No lo sé Steve... tampoco quiero que el animal se muera. Me pesaría mucho la verdad.

- Dos contra uno, te ganamos ja.- se burló el rubio mientras entraba en la casa a por algo de comer para el lobo.

- Esto es mala idea Natasha.- hablo Sam.

- Oh vamos, ¿donde has visto que un lobo sea mascota de alguien? Será divertido.

Lobo Blanco  ~Stucky~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora