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- Bueno, es hora de dormir.- Sam fue el primero en levantarse de la silla.

- Sí, tienes razón.- le siguió Nat.- ¿Vienes?

- Sí, ya entró no os preocupéis.- respondió el rubio.

Enseguida los otros dos, entraron a la casa dispuestos a ir a la cama.

En cambio Steve giro su cabeza para ver como se iban, y enseguida miró al animal. El cual seguía sentado en la silla al lado de Steve.

- Iré a la cama yo también.- la afirmación del rubio hizo que el lobo lo mirará.

Se levantó del mueble y Steve acarició la cabeza haciendo que el canino agachara las orejas con una sonrisa.

Aunque con lo que no contaba Steve era que él lo seguiría hasta la puerta con claras intenciones de entrar con él.

- No, no puedes entrar.- el perro no pareció entender.- Te enteras cuando quieres, ¿no?

Su peludo acompañante no le responde, obviamente.

Steve suspiró resignado. Entreabrió la puerta principal y de forma lateral cruzó la puerta y cerrándola inmediatamente así dejando al animal fuera.

Antes de ir a la cama vio por la ventana a ver si el animal estaba ahí. Y como se lo esperaba, el canino seguía ahí. Esperando en la puerta, con una luz de esperanza en sus ojos.

Al rubio le dio muchísima pena y tuvo la tentación de abrirle la puerta y dejarle entrar. Y ese sentimiento incrementó cuando vio las nubes negras con intenciones de llover, incluso de nevar ya que estaban en pleno invierno.

- Steve, ni lo intentes.- el rubio se sobresaltó al escuchar la voz de Natasha.

- Pero Nat... Hace mucho frío y creo que va a nevar.

- Steve no seas crío. Es mejor que se quede fuera, así puede que se vaya.

El de ojos azules no respondió más. Simplemente suspiró y pensó que realmente lo mejor sería que el lobo fuese a su hábitat natural.

Aún así, el capitán no durmió casi nada esa noche.

Lobo Blanco  ~Stucky~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora