Escucho la alarma de las 6:00 que me indica que es hora de despertarme y repasar para el examen que tengo.
Al principio me cuesta desperezarme, pero al final consigo salir de mi cama e ir a la sala para leer mis apuntes. De vez en cuando se mie cierran los ojos, pero intento concentarme. Al final llega la hora de irme a duchar y me pongo a repasar mentalmente lo que se supone que tendría que saberme, pero está claro que no se me ha quedado nada.
Salgo de la ducha y me visto. No es una tarea que me cueste mucho, más que nada porque tampoco hay gran variedad de prendas y colores.
Cuando son las 7:50 salgo de mi casa con mis audífonos puestos y me dirijo al instituto. Una vez que llego entro a mi salón y me siento adelante, más que nada porque nadie se quiere sentar ahí, y también porque así puedo hablar con los maestros sin que todo el mundo escuche.
El día se pasa lento, y cuando por fin termina la última clase voy a un bar para pedir mi comida. Al llegar a mi casa sé que no hay nadie, pues siempre como sola, o bueno, con la compañía de mi perro, que es mejor, porque no habla, y eso es lo que necesito hoy. Menos de todo. Menos de mí.o
Lo malo de estar sola es que siempre me aburro bastante, y eso me lleva a pensar mucho, y he llegado a la conclusión de que ese es uno de mis problemas. Paso demasiado tiempo en mi cabeza.
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Sialuk
أدب المراهقينNuestra historia comienza con un error, pero, ¿qué pasa cuando te terminas enamorando por ese error? Un número equivocado puede cambiarlo todo.