Día 4- Primera vez

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-No tienes que hacerlo si no quieres.

-Claro que quiero hacerlo -la castaña tomó la mano de su novio, antes de pararse frente a él. -Es tu familia, Shoto, y los quiero conocer -murmuró la castaña, alzando las manos, para poder acunar en ellas, el preocupado rostro del mayor. -Yo... no quiero que te hagan algo -murmuró con cierto temor, tomando una de las manos de su alumna, y besando la palma de la misma. -No quiero que te hiera como lo hizo conmigo -Ochako sonrió, abrazando a Shoto con fuerza, dejando que el hombre enterrara el rostro en su cabello e inhalara el aroma a fresas del shampoo.

-Estaré bien, ¿y sabes por qué? -guardó silencio unos momentos, sintiendo como el otro asentía en silencio. -Porque estaré a tu lado. Y eso es suficiente para mí -lentamente, se apartó del bicolor, regalándole un largo y casto beso. El mayor sonrió, perdiéndose en los lagos de chocolate, antes de suspirar, intentando calmar sus nervios. Volvió a tomar la mano de su novia, lleno de nueva determinación, y valentía. Hacía un par de meses que Uraraka había terminado la universidad; ya no era su alumna, no había nada de malo con su relación, ¿cierto? Mientras caminaba al lado de la joven hacia el automóvil, no dejaba de darle de vueltas al asunto.

En una reunión familiar, al bicolor se le escapó la noticia de que tenía pareja, provocando que lo bombardearan con mil y un preguntas. Incluso las incómodas y fuera de lugar de su padre; y las algo estrictas de su madre. Entre tanta presión, no notó cuando les reveló que era una alumna suya; que apenas si había entrado a la universidad, aplicando a una beca del casi 100%; porque si, Uraraka Ochako, tuvo que trabajar duro para que la beca en su totalidad se le fuera otorgada. No hace falta mencionar, que esa velada terminó en desastre, y con un Shoto Todoroki, casi azotando la puerta de la casa de sus padres, amenazando con nunca volver.

-Shoto... cariño, ¿todo bien? -la voz de su amada lo sacó de su ensimismamiento. -Llevamos 15 minutos fuera de la casa de tus padres -añadió con cierta burla en la voz. Pero ni aun así, logró mermar la seriedad en las facciones de su pareja. -Si... lo siento -fue lo único que respondió Todoroki, antes de desabrochar su cinturón de seguridad, y bajar a abrirle la puerta a la castaña. Hundidos en el silencio, caminaron por el cuidado jardín, para el asombro de la menor. 5 minutos después, llegaron a la puerta principal de la enorme vivienda; el bicolor se quedó de pie, completamente rígido, sin apartar la mirada de la puerta. Luego de varios intentos fallidos por llamar la atención de su novio, Uraraka terminó por quitarle las llaves y abrir ella misma. Aunque no fue necesario; antes de hacer algo más, Fuyumi apareció frente a ellos, con la misma expresión de sorpresa que los más jóvenes, la cual no tardó en cambiar a un gesto de felicidad.

-Shoto -murmuró la albina, volteando a ver a una nerviosa Ochako. - ¡Pero pasen! ¡No pueden quedarse ahí todo el día! -soltó emocionada, quitándose del camino, para que la pareja pasara. -Tú debes ser la novia de Shoto -no esperó respuesta de la castaña, abrazándola con fuerza y ternura; una mezcla de la que las anécdotas familiares del bicolor no daban testimonio. -Tal vez, no será tan malo -el inocente pensamiento se mantuvo en su cabeza, mientras Fuyumi les conducía hasta la sala, donde el resto de la familia estaba reunida. Y todo su optimismo cayó al suelo, al ver los ojos del resto de la familia, posarse gélidamente en ella. De manera inconsciente, se colgó del brazo de su novio, mientras Fuyumi pasaba a su lado, con la enorme sonrisa en su rostro, anunciando la obvia llegada de los menores.

El primero en presentarse, fue Natsuo; acercándose a la castaña, para sacudir su mano con alegría, y felicitar a su hermano, despeinando al bicolor. -E-es un gusto conocerlos -soltó de repente Ochako, en cuanto sus ojos volvieron a toparse con sus "suegros". Rei sonrió levemente a la chica, asintiendo con la cabeza; por su parte, Enji mantenía su rostro serio, sin apartar la mirada turquesa del menudo cuerpo de Uraraka. El silencio se extendió por varios minutos, trayendo consigo, incomodidad y una extraña tensión. Por su parte, Shoto abrazó de forma protectora a la menor, sin apartar la mirada de su padre. -No nos ha dicho su nombre, jovencita -la gruesa voz de Enji resonó por la sala, haciendo que la aludida soltara un pequeño grito de miedo y sorpresa. -S-soy Uraraka Ochako, señor -a cada palabra, el temblor en su voz disminuía.

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