Nuestro destino

Déjame solo

Esa mañana al despertar Error se quedó un rato en la cama observando a su alrededor, recordando todo lo que había hecho el día anterior, estaba alegre de la repentina forma en la que había cambiado su vida, tal vez la suerte le había llegado.

El sol estaba muy alto ya, lo habían dejado dormir mas para que se repusiera de todo lo que había cabalgado, como ya todos habían desayunado le dejaron una pequeña merienda al lado de su cama para que aguantara hasta el almuerzo y un cambio de ropa limpia y olorosa a colonias caras.

La comida fue tan espectacular como la del día anterior y después de eso acompaño a zephyr a sus clases o a charlar por el jardín pero lo que le pareció más curioso del día fue que siempre que veía a Ink este lo ignoraba o se alejaba de donde estaba ¿acaso hizo algo para hacerlo molestar?

-no le prestes atención- le aconsejo Zephyr- quiera o no pronto te va a tener que hablar.

En la tarde, cuando el príncipe se fue a atender sus asuntos y se quedó solo decidió caminar por esos largos pasillos encontrándose con muchas puertas cerradas, salones decorados excesivamente decorados y sirvientes que pasaban de un lado a otro saludando alegremente o que le ofrecían ayuda, pero él los rechazaba, conocer el lugar por su cuenta.

Llego a una gran biblioteca, con más libros de los que él podría contar y entre los cuales resaltaban tres que estaban colocados en una mesa al centro del salón con los respectivos nombres del rey y sus hijos, toda su vida estaba escrita ahí, entonces recordó que había olvidado su propio libro en la casa, aunque tampoco creía necesitarlo.

No estaba solo en la biblioteca, había alguien más a unas pocas mesas de él, el menor de los príncipes estaba ahí sentado haciendo finas pinceladas en unas hojas, estaba tan concentrado que no noto cuando Error se acercó.

-lindo dragón- dijo viendo el dibujo del contrario.

Ink dio un brinco en su puesto y un leve sonrojo apareció en el- b-buenos días...

-hola... ¿te puedo preguntar algo?

-ya lo hiciste- respondió mientras mezclaba pinturas.

Error arrimo una de las sillas para sentarse a su lado- es no, otra cosa ¿acaso te hice algo?

-no.

-¿entonces por qué me ignoras?

-¿te importa? Ni siquiera me conoces- dejo el pincel a un lado para mirar al azabache- no es algo que hiciste a algo que... simplemente eres tú, no quiero hablarte o por lo menos aun no, llegaste más pronto de lo que esperaba.

-todos parecen haber esperado mucho para conocerme, se emocionan al verme pero tú no, sabes no es justo que estés enojado por algo que ni siquiera he hecho aún.

-te aseguro que si leyeras ese libro te sentirías igual que yo, solo dame un tiempo ¿sí? Para mañana en la noche estaré mejor.

-¿mañana en la noche? ¿Por qué en la...

-por que mañana llegan los reyes del otro reino, ellos no están no están malditos, no tienen libros pero aun así sabemos que días vendrán, creo que llegaran temprano, según se tienen una noticia muy importante y en la noche nosotros hablaremos de eso.

-no creo que yo tenga algo que ver con lo que esos príncipes dirán para que tengamos que hablar sobre eso.

-tal vez sí, tal vez no, solo debemos esperar a que lleguen y mientras aléjate de mí- le amenazo apuntándolo con el pincel lleno de pintura roja.

Error cruzo sus brazos sobre la mesa y se acomodó como si fuera a dormir- mánchame si quieres, de todas formas no es mío el traje.

-¡pero te dije que te fueras!

-lo haré más tarde, me gustaría ver cuando termines de pintar el dragón, prometo no hablarte ni molestar.

-... ¿y luego no me molestaras más?

-intentare no hacerlo-dijo con una sonrisa juguetona.

Ink lo miro enojado, aun así no dijo nada, dejo que Error lo acompañara esa tarde y para cuando termino el azabache estaba dormido, recogió sus cosas y se dirigió a la puerta, luego le mostraría el dibujo pensó pero se detuvo y prefirió devolverse, dejo la hoja sobre la mesa y se fue.

Fue directo a su habitación y se lanzó a la cama, abrazando sus almohadas como si fuera un niño pequeño sin saber que sentir, una sonrisa de emoción se formó en su rostro, no fue tan malo después de todo y tal vez si tenía sentido que en su futuro se enamorara de alguien como él.