Había pasado una semana desde que me dieron la tan sorprendente y grata noticia, todo siguió fluyendo con normalidad, iba a mis terapias, hacia yoga, caminaba y tenía largas conversaciones por llamada con Dare, todo iba bien pero esta rutina me molestaba, sentía que no todo podía ser igual; aunque aún me sentía tan enferma como los últimos tres años, la forma de ver mi vida había cambiado un poco, así que sentía que mi rutina también debía cambiar pero aún no sabía qué dirección tomar.
Al principio pensé en volver a la universidad e intentar ser un poco normal pero había descartado esa idea casi por completo, tenía que volver a iniciar y eso me frustraría, no sabía en qué momento recaería y tendría que suspender mis clases o tener que llevar el tanque de oxígeno, cosa que no me haría parecer muy normal en la universidad, además eso el ser primípara a los 22 años no me llamaba, también dudaba entrar a la misma carrera. Luego pensé en ir a Inglaterra con Dare pero luego de escucharla emocionarse un poco por los amigos que estaba conociendo no quise estorbar así que esa idea también la había tachado.
La verdad no me quedaba muchas opciones y me frustraba un poco la situación pero no se podía hacer mucho.
-¡VISIL!-La voz de mi madre retumba por toda la casa y me pregunto de que se habrá enterado, espero que no se haya dado cuenta que su camisa favorita desapareció o que descompuse la bicicleta o que el jarrón de mi abuela se hizo añicos y ahora sólo esta medio reconstruido con pegante. Dios me ampare.
-¿Sii? Te juro que no lo vuelvo a hacer-Llego a la cocina y me disculpo antes de que diga algo.
-¡Eso dices siempre, señorita! ¿Cuántas veces no te he dicho que la ropa roja no se mezcla con la blanca?-Me mira con rabia, decepción, tristeza, odio esas miradas.
-Perdóóón, te juro que esta vez sí aprendo, tu sabes que esas cosas no se me dan-Le digo con un puchero.
-No, nada. Tendrás que ir a comprarme otro vestido porque este se arruinó-Dice mientras me arroja un vestido que alguna vez fue blanco y ahora es rosado con manchas blancas.
-Está bien, ya salgo a un centro comercial-Le digo resignada, definitivamente necesito hacer algo con mi vida, yo amo a mamá pero a veces puede ser agobiante, si no me muero este año, empezaré a buscar una forma de generar ingreso, podría vender mis fotografías.
Me recojo el cabello en una coleta, me pongo tenis y decido que ya estoy lista para ir en búsqueda de un vestido blanco que sea del gusto de mi complicada madre.
-¡Voy ya para el centro comercial!-Le grito a mamá-Llevo llaves y dinero, te mando fotos para ver si te gusta.
-Cuídate, cariño-Me grita desde su oficina. Mi mamá es escritora de una revista y desde que me enfermé decidió mudar su oficina a la casa para estar pendiente de mí, por eso es tan agobiante en muchos sentidos, aunque sin ella nunca hubiera sobrevivido.
Sé que tengo suerte, el salir a la calle sola, no necesitar ayuda las 24 horas me hace muy afortunada y el que esté a punto de curarme, me hace sentirme casi normal.
Al llegar al centro comercial, comienzo a deambular por cada tienda sin que ningún vestido digno me atrape ¿Por qué siempre que quiero comprar algo no hay nada lindo pero cuando no tengo dinero todo parece hecho a la medida?, misterios que nunca resolveré, debo tomar mi medicamento de las 3 de la tarde y no traje agua, así que voy a una heladería por una botella de agua.
-Me das una botella de agua- Pido al chico del mostrador. Me mira extrañado y no tiene que decirme que es un poco triste venir a una heladería a comprar una botella de agua.
-Es un dólar-Me mira con una amplia sonrisa que reconozco, oh, no, está coqueteándome. Piensa, Vi ¿Debería sonreírle devuelta o hacerme la tonta? Opto por la segunda y le pago.
¿Si ven como soy un fracaso con pies? Ya ni soy capaz de coquetearle a un desconocido, la falta de practica me tiene oxidada, no es que sea totalmente inocente o virgen, a los 18 años perdí mi virginidad con el chico que creía que sería el amor de mi vida pero a la semana no volví a saber de él, así que eso me generó desconfianza y resentimiento hacia el género masculino. Luego enfermé y simplemente no se sentía bien.
Me siento en una silla y tomo mis medicamentos, saco mi teléfono para revisar si Dare o mamá no me han escrito cuando siento que alguien se para enfrente mío.
-¡Hola! Somos de una organización que está en contra del cambio climático...-Sigue hablando por lo que parecen ser como veinte minutos para al final pedirme una firma, se la doy con gusto y desde ese momento parece ser que soy un blanco perfecto para la propaganda. La próxima media hora cinco personas me dan diferentes folletos y dos me piden firmas, creo que debería pararme antes de que llegue otra persona. Me voy parando cuando una chica se me acerca y me entrega un folleto con una sonrisa y se va, lo veo y es el único que ha captado mi atención, dice:
¿Quieres hacer algo bueno por el mundo? Participa de nuestro voluntariado en diferentes partes del mundo.
Lo leo y este sigue sonando en mi cabeza una y otra vez, tal vez no sea mala idea. Al final veo un vestido que me encantó en una tienda que no quise visitar desde un principio porque nunca hay nada bonito, el mundo siempre riéndose de mí.
En el taxi sigo contemplando el folleto y cada vez se me hace menos descabellado, no suena tan mal, podría convencer a Dare de acompañarme, de esta forma retomaría uno de mis tantos sueños, desde pequeña soñé con ayudar a muchas personas, por eso quería prepararme para pertenecer a la ONU o alguna ONG que ayudara a personas que lo necesitara y esto podría ser la oportunidad perfecta.
Al llegar a casa, dejo el vestido de mamá en su habitación y voy a su oficina decidida a contarle mi gran plan, toco la puerta y no responde, abro y veo su oficina cerrada, por lo que debo de esperar hasta la cena para contarle.
Mi teléfono vibra y me emociono, no esperaba decirle a Dare tan pronto pero siento un impulso de valentía de decírselo de una vez, respondo y activo la cámara:
-Amiga hermosa de mi corazón, dueña de mis fantasías lésbicas-Me dice con una sonrisa.
-Ya sé que soy irresistible para ti y que soy lo mejor de tu vida pero no es necesario que me lo digas, ¿por qué tanta felicidad, dónde quedó la desdicha de estar en Inglaterra?
-Oh, quedó sepultada, desde que conocí a un hermoso y guapo varón-Dice con mirada soñadora.
-Primero que todo no digas varón, por favor y segundo ¿CÓMO ASÍ?-Grito emocionada, Dare nunca se había escuchado ilusionada con un chico así que esto es una novedad para mí.
-Sí, conocí a un hombre que me ha hecho suspirar como nadie- Responde con una sonrisa.
Hablamos las siguientes dos horas sobre el susodicho y realmente parece ilusionada, así que decidí de no contarle nada de mi idea y tampoco de pedirle que me acompañe, parece que se quedará más tiempo en Inglaterra del pensado, así que no quiero molestarla ni retrasar lo que planeo para esperarla.
Escucho ruidos de la cocina y bajo emocionada, mamá prepara la cena así que la ayudo para no retrasar más el momento de contarle, comenzamos a cenar y preparo el discurso en mi cabeza.
-Mamá-Le digo pero luego pienso ¿y si se niega rotundamente?, como que ya no quiero contarle.
-¿Sí?-No levanta la mirada de su teléfono y es el momento perfecto para no decirle nada aún e inventarme algo tonto, pero no, me obligo a ponerle el folleto al lado de su plato y esperar que lo lea. Cuando lo ve, comienza a hojearlo y alza la mirada sin entender, cuando ve mi sonrisa comienza a negar con la cabeza-No y no, ni lo sueñes.
-Mamii-Digo con una sonrisa, no debo caer ante el enemigo, continuaré, tomo aire pero todo el discurso que tenía se acaba de borrar en la mente, tendré que improvisar-Por favor, tú sabes que siempre quise hacer algo parecido y este momento es el indicado, ya no necesito supervisión de nada, sólo las terapias.
-¡por eso! ¿Dónde piensas tenerlas? ¿En el Congo que puede que ni agua pura haya? ¿O en la india que no encuentres un centro de salud?- Me mira con reproche- Sé más que nadie cuales eran tus sueños pero no se puede, no ahora, no quiero que recaigas y todo el avance que han tenido respecto a tu salud se vaya a la basura-Al decir eso se para de la mesa y se va.
Esto salió peor de lo que esperaba pero aún no me doy por vencida, ya tomé una decisión y sin importar que, cumpliré una mínima parte de mis sueños.
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Un día más
RomanceDurante tres años, Visil ha vivido cada día de su vida como si fuera el último, ya que después de ser diagnosticada con una crónica enfermedad, su futuro se volvió incierto y su presente efímero. Sin embargo, en su cumpleaños número 22 le dan una n...