~ Jin y Tn ~

Capitulo 7

Observaba las calles de la ciudad en silencio, las pocas que alcanzaba a ver desde mi balcón.

Pensaba en todo el daño que le hice a ese pequeña niña, era tan idiota, no tengo ni la menor idea, del porqué de mis acciones, ella no era culpable de nada y aún así jugué con ella. Me aproveche de ella y su hermosa persona, solo por amistades estupidas.
Si la volviera a ver, si... no se hubiera ido, pero que idiota Jin, si tú fuiste el porqué de su huida.

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- Buen día, ¿Qué llevará el día de hoy? - levante mi mirada de la caja registradora para dejarlos sobre un apuesto chico.

- Quiero una agradable tarde con mi mejor amiga - sonrió Tae, con vitalidad.

Respondí con una gran sonrisa
- Disculpe agradable joven, me temo que tendrá que esperar, ya que su petición no puede estar lista en este momento - dije haciendo un ligero puchero.

- ¡Ouh! - pronunció triste - Tendré que esperar entonces - dijo regresando su gran sonrisa.

Después de un rato llego mi tan esperada hora de salida, Tae se levanto para poder irnos, decidimos caminar hasta mi casa para comprar un poco de comida, durante la caminata.

- Bueno ______ ¿Cómo va la escuela?, ¿Cómo te fue estos años sin mi? - Pronunció antes de dar un gran promete a su helado.

- ¿Qué te puedo decir? Lo mismo de siempre - Puse mi vista sobre Tae para rápidamente cambiarla a mi helado.

- ¿Segura?, No creo que continúes siendo novia de Jin, o ¿Si? - Me Observó de manera sospechosa.

- Creo que sabes muy bien esa historia, puede que te hayas ido hace tiempo pero a pesar de todo es obvio que ya sabes la situación.
Jin... Jin, el ni siquiera imagina que yo soy... pues yo, piensa que soy otra persona, no sabe qué soy la chica de quien tanto se burlo - baje mi cabeza sin mucho ánimo.

- Oye, olvida eso por favor. ¡Por Dios! Solo observa el pedazo de mujer que eres - Tae volteó a su lado y dijo a un hombre que pasaba justo por nuestro lado - Amigo, estás viendo lo mismo que yo, este pedazo de mujer, estoy seguro que morirías por alguien como ella. -

El hombre se limitó a asentir con la cabeza, algo que agradecí ya que me hubiera incomodado más otro tipo de respuesta.

- Tae... ya, Tae - Intente interrumpir sus comentarios que dirigía hacia medio mundo, me paré frente a él tratando de bajar sus brazos.
Pero de un momento a otro con bastante brusquedad, los brazos de Tae estaban sobre los míos, haciendo que estos quedaran de manera un poco apretada junto a mi cuerpo.

Con un cara no muy alegre me observo un momento - Mira _____, estoy harto, no harto no. - observó a su lado para devolver rápidamente su mirada de nuevo a mi - Estoy cansado de que tú misma seas tu hoyo, tú eres esa pared que no te deja seguir, tú haces que tus sueños se hundan -

Abrí mis ojos de par en par como grandes platillos, Tae nunca antes había actuado así.

Hizo aún más presión sobre mis brazos.
- Realmente eres una tonta por no apreciar tus oportunidades, ni a ti, estoy cansado de siempre lidiar con la misma situación, te quiero ayudar pero tú no dejas a absolutamente nadie hacerlo, por lo cual me rindo, búscame cuando decidas ser una mejor persona -

Tae me soltó empujándome hacia atrás, me quede en shock en el medio de la calle dejando caer las bolsas, mientras veía cómo el avanzaba por la acera.

- ¿Qué he hecho? - Me pregunte a mi misma a lo bajo, con pequeñas lágrimas saliendo de mis ojos.

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Camine al baño con demasiada resaca, dejé la ligera bata que llevaba sobre el perchero, para dejarme caer sobre la tina, mientras más me dejaba hundir en el agua, lograba apreciar el alegre paisaje que dejaba ver el pequeño cuadro de la pared del baño.
Era una ciudad llena de vida, llena de todo lo que mi me hace falta. Tae tiene la razón, soy una desgracia.
Rompí en llanto nuevamente, como lo había hecho durante la noche anterior, dando paso a que el dolor que ya tenía se intensificará aún más, mis lágrimas caían por mis hinchados ojos.

Las palabras de Tae acompañadas de los desprecios de mi padre se hacían presente en mi, haciéndome llorar un mar de lágrimas.

-" Tu nunca serás nada más que basura" - pronunció con desprecio esa frase que con tanto esmero pronunciaba mi padre, dejando cerrar mis ojos.

Mi padre...