Cambio.

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Capitulo 3

Durante las semanas anteriores de reposo seguía sintiendo dolores en mi pecho y nuevas sensaciones en mis manos, era obvio que yo sabía lo que me había pasado por la visión que tuve, pero hubo un momento, en el que empezaba a dudar si esos dolores habían sido por la caída o por otra cosa.

Así que el día que me dieron el alta le pedí a mi doctor que me hiciera una revisión para saber si estaba en lo correcto, pero no encontró nada. Así que preferí tratar de olvidar ese dolor.

         Hace unos días atrás mi madre estuvo acompañándome y tratando de convencerme para anotarme en la facultad “Instituto Nuevas Artes” porque según ella mi don artístico podría llegar a mejorar y así impactar a la hora de hacer un cuadro o alguna de esas cosas, supuestamente “vendería muchos cuadros”… pero ese no es mi futuro, por lo menos yo lo veo así. El arte no era más que un hobbie para mí. De todas formas debería entrar a una universidad para tener una base por si llego a fracasar en mi vida, cosa que no creo que pase, pero para darle el gusto a mi madre lo hice. Inmediatamente me llego un mail del Instituto:

                                                                                                                                                         31/12/14

Estimada Antonella Connor:

                            Nos informamos sobre su inscripción, es muy afortunada, todavía quedan bacantes para su ingreso. Si desea saber más comuníquese con nosotros llamando al: 4526-4323 o puede acercarse por la sala de Rectoría o Administración que estarán abiertos hasta las 4:00hs a.m solo por hoy. Nuestra dirección: Neuquen 1932.

                                                        La esperamos

Atte: Administración.

Pd: El día de la evaluación para el ingreso es el 2/1. Puede acercarse para pedir los temas para su estudio. Gracias.

        

         Eran las 3:00hs a.m asi que aproveche y decidí tomarme un ducha. Abrí la lluvia y comenzaron a picarme las manos, me rasque pero estas comenzaron a tornarse violetas como si fuera una mancha que trataba de esparcirse. Así que moje mis manos en agua fría para que aliviara la picazón y paro un poco.

         Cuando termine de ducharme, me vestí con algo lindo pero casual, me maquille, tome mi bolso, mis llaves y baje. Tome un taxi, aun me picaban las manos, el chofer había preguntado si estaba bien y yo le asentí con la cabeza, una vez que llegue corrí hacia administración ya que eran las 3:45, atraso provocado por el transito lento.

         Una mujer morocha se acerco y me pregunto si yo era Antonella Connor, cosa que me pareció extraña ya que nunca le había dicho mi nombre. Puse cara de confusión y le conteste que si, la seguí hasta la sala de Administración, me di cuenta porque llegue a leer el cartelito al costado del pasillo.

         El lugar era acogedor y se notaba algunas renovaciones, las paredes eran beige y el piso de mármol gris tirando a blanco. La mujer comenzó a hablar pero yo ni la escuchaba… De la nada un nudo de preguntas sin respuestas pasaron sobre mi cabeza, ¿Por qué tenía ese dolor en el pecho o esa picazón en las manos?, ¿Qué me había hecho ese joven que logro revivirme?, ¿cómo lo hiso?, ¿era hechicero?

_ ¡Puff! ¡Los hechiceros ni siquiera existen! ¡Qué dices Connor!, me dije a mi misma. La mujer me miro confusa, me pregunto si estaba bien y le dije que lo olvidara y que siguiera explicándome.

Esta solo me miro y dijo.

_ Señorita Connor nuestra charla a concluido, le deseo…suerte y tome esto. Estiro su mano con algunos papeles sobre los temas de estudio. Los tome y los guarde en mi bolso, le agradecí y me retire.

¡Esa mujer sí que era antipática!- pensé.

         Una vez que llegue comencé a estudiar, hasta librarme de todas esas hojas, aunque no me preocupaba mucho ya que me consideraba una chica 10. Estaba terminando de estudiar, cuando quise agarrar mi taza de té, esta se elevo y se poso sobre mi mano. Mis ojos se abrieron como platos y quede paralizada mirando la taza. Rápidamente la deje sobre la mesa y me tire hacia el sillón que estaba sobre la pared. Nunca había presenciado un fenómeno paranormal, ya empezaba a rezarme todo un padre nuestro.

 Quise agarrar la almohada del sofá para resguardarme, este se elevo y se poso en mis manos. Grite como una loca y me agarre las manos ocultándolas en mi pecho. Algo o alguien estaba burlándose de mí y no lo podía ver pensé, pero mis manos interrumpieron mi pensamiento al ver que comenzaron a brillar, largaban una luz que impactaba y hacia que casi sean imposible de ver, mis manos ardían y me pecho también cuando de repente algo fuerte comenzó a salir de mi espalda. Grite del dolor, llore. Sentía que mi piel se abría a los costados de mi columna. Hasta que el dolor que crecía y se acumulaba en mi pecho salió sintiendo un gran placer de libertad sobre mi espalda y solo veía dos enormes blancas y fuertes Alas que habían sido expulsadas desde mi pecho  saliendo por mi espalda. El dolor alivio, mis manos se apagaron pero mis uñas crecían tornándose doradas. Mi pelo se llenaba de vida, flotaba, ¡FLOTABA! Caí de rodillas al piso por el dolor que sentía en mi cabeza. Mi cuerpo comenzó a enfurecer, como si una bestia quisiera salir de mi interior. Mis manos arañaron mi rostro del dolor. Grite, el sentimiento era desesperante, no podía controlarme. Hasta que mis ojos cambiaron a un color celeste muy claro y mis labios enrojecieron. Mi mente dio un vuelco de 360 grados. ¿Quién era yo? Eso ya era historia…

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