Sangre.
Camila crecía con mucha gracia y belleza, su cabello rojo tocaba su apenas formada cintura y los vestidos que su mamá le hacía le comenzaban a quedar pequeños.
Claro está que ella aún no había notado aquello pero, para los demás, pronto llegaría el momento.
Su abuela le había comentado que a cierta edad, el cuerpo de las niñas cambian y empiezan a experimentar cosas pero, ¿qué tipo de cosas?
Había visto en sus primas, Carol y Ana, que mantenían la preocupación de verse siempre bien, estar limpias he incluso, sus comportamientos habían cambiado y, cada que llegaba cierta fecha del mes, no salían de casa, ¿tendría que ver con aquello llamado compromiso? ¿eso pasaba cuando conocían a su prometido?
Frunció el entrecejo.
No quería ser así, ella pensaba que tener un prometido era horrible y, más aun pensar, que pronto cambiaría también.
No le agrado aquella idea.
Se encontraba observando a través de la ventana como el aire jugaba con las copas de los árboles. "Es asombroso" pensó, y es que, no observaba al mundo como las demás personas, la curiosidad y maravillas que podían haber en este le asombraban, por ende, cada vez le pedía más a su abuela que le hablara de la época oscura.
Era lo único que no había cambiado. La curiosidad de descubrir ese gran misterio que guardaba el mundo.
-¿Soñando despierta de nuevo, mi pequeño sol? -Su mamá había entrado a su habitación. Camila sonrió. -Debes vestirte, papá saldrá hoy.
Su padre debía llevar, conjunto a su tío, a sus primas al próximo pueblo. Fueron presentadas a unos Lords de gran posición.
-Mamá. -Le llamó. Su madre giró para observarla mejor. -¿También debo presentarme ante un Lord? -Preguntó.
Su madre suspiro.
-Aún eres muy joven para pensar en eso Camila. -Su mamá trato de sonreír. -Además, tus primas son mucho mayores que tú.
-¿Ellas puedes elegir a quienes amar? -Preguntó.
-Ellas serán presentadas ante los Lords porque tu tío arreglo su matrimonio desde pequeñas. -Respondió.
-Entonces es un no. -Concluyó Camila. -¿Por qué no pueden elegir con quién estar? -Insistió.
-No hagas tantas preguntas, pronto llegará tu turno y lo sabrás por tu cuenta. -Su madre sonrió como de costumbre, dejo en cima de la cama la ropa lista y luego de un rato, abandono la habitación.
Arrugó la nariz.
¿Su turno?, ¿qué tendría aquello de bueno?
No podría salir ni explorar, tendría que dedicarse a estar con su prometido y aguardar en casa por él. O al menos es lo que se relata una vez contraes matrimonio con un hombre y, mágicamente, aparecen niños...
¿Quien querría una vida así?
Sin amor...
Sin aventuras...
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Luz de luna ©
FantasíaAunque Dios hubiese creado el mundo en 7 días y hubiese otorgado el poder de profetizar, de poder hablar sobre lo que sucedió y posiblemente sucederá, no había sido lo suficiente... Había un pasaje que hacia falta, algo que se perdió en el tiempo, ¿...