Voces
La copa de los arboles eran agitadas por las fuertes ráfagas de viento, la oscuridad se iba adueñando del bosque y Camila sabia la razón de todo eso.
Corrió con todas las fuerzas que pudo, aquello venía a toda prisa, venían por ella.
-¡Camila, corre! -Exclamo una voz, era su padre.
Corrio con todas las fuerzas que su pequeño cuerpo le daba. Estaba al punto del colapso, se encontraba cansada, asustada y muy agitada.
-¡¿Qué haces?! -Le volvió a gritar su padre. -¡¡Debes salir del bosque, ya!!
Las ráfagas de viento se hacían mucho más fuertes, ¿por qué sucedía eso? ¿por qué tanta oscuridad?
De pronto, miró el cielo. Fuertes luces se encontraban en ella, parecía que estuvieran librando una guerra. Un rayo cayó en las copas de los arboles, ella grito.
-¡¡Camila!! -Volvió a llamar su padre.
Camila se tapó los oídos, aquello era mucho para ella.
"No debe ser real... No..."
De pronto, un susurro.
-Hemos regresado. -Dijo una voz.
-¿Quién? -Preguntó en voz alta. Dejo su antigua posición y se levantó poco a poco. -¡¿Quienes son?! -Gritó con todas sus fuerzas.
-¡¡Camila!! -Su padre volvió a llamarle pero ella ya no le prestaba atención, quería saber de donde provenían aquellas voces.
Todo se torno oscuro y un silencio sepulcral reino.
-¿Papá? -Le llamó, se encontraba mirando por todos lados.
-Hécate, Camila... -Escucho sus sollozos. -Perdón. -Su voz se hizo más débil.
Sintió la presencia de alguien a sus espaldas, se volteó y lo vio. La mitad del rostro era negro y sus ojos amarillos, abrió su boca y de esta salió un grito desgarrador.
Despertó, se encontraba agitada y al borde del llanto. Salió corriendo de su habitación para encontrar a su mamá, necesitaba decirle lo que había ocurrido.
Su mamá se encontraba en la puerta de la casa con las manos en el pecho, el horror estaba expresado en su mirada, ella sabia que algo le había pasado a su esposo.
Camila la observó por unos instantes, su madre no era de estar despierta hasta tarde al menos que esperara malas noticias, el verdadero miedo se apodero de ella.
-¿Mamá? -Le llamó. -Algo le pasó a papá.
Su madre se volteó, frunció los labios y se acerco hasta donde se encontraba Camila. La observó por unos instantes para después envolverla en sus brazos.
-L-lo siento. -Empezó a sollozar su mamá.
Aquello no había sido un sueño.
°
8 años después.
La desaparición de su padre y su tío había consternado a toda su familia. La búsqueda había comenzado dos días después del mal presentimiento por parte de su madre, muchos se ofrecieron en la búsqueda, debían conseguir a los unos mejores del pueblo. Habían buscado cerca de los senderos y al rededor del camino principal, pequeños grupos se adentraron en el bosque y otros exploraron las montañas vecinas pero, nada.
Ella había decidido no comentar nada a cerca de lo que había soñado, o eso al menos quería creer. Los dos primeros años habían sido muy fuerte para ambas, su madre no dejaba de esperar el amanecer y ver con añoranza el horizonte.
Ambas guardaban la esperanza de que él llegaría nuevamente a casa pero, al tercer año, Camila las había perdido.
Las personas que ayudaron en la búsqueda concluyeron que debieron haberse perdido entre las montañas y, para aquel tiempo, había caído una gran nevada y pudo haber arrasado con sus cuerpo. "Un terrible final para tan honestos jóvenes." Había comentado el más anciano del pueblo.
El pueblo siguió su rumbo y la familia de Camila guardo el luto el tiempo que creyeran necesario. Su madre había cambiado notoriamente, vestía siempre de negro y muy poco salía de casa. Su tía se había mudado con sus dos hijas al pueblo vecino, iba y venía cada que podía. Su abuela, por otro lado, se mantuvo siempre al pendiente de ambas hijas.
Su madre le había prohibido la salida de casa, tenía horas específicas de llegada cuando iba a recoger pedidos en el pueblo y siempre iba acompañada de su abuela. Eso era algo fastidioso ya que ella no era una pequeña, tenía dieciocho pero aún así, sy madre insistía en que siempre fuese acompañada.
Pero, en todo ese tiempo, Camila siguió pensando y analizando su sueño, ¿por qué sentía que algo de eso tenía que ver con la desaparición de su padre y tío? ¿Por qué todo aquello se había sentido tan real? No lo sabía y eso le frustraba.
Se encontraba sentada en el mismo lugar que siempre, debajo del gran roble que estaba al lado de su casa. Este era alto, sus hojas de un verde muy diferente a los demás y su madera era peculiar, nunca había visto uno igual a ese, por eso era su favorito.
-¿Viendo el cielo?
-Abuela. -Su abuela la había sorprendido.
-Estabas tan sumida en tus pensamientos que no me escuchaste. -Comento. -¿Escapando de tu mamá? -Preguntó.
-Últimamente ha estado muy demandante. -Comento la joven. Su abuela se encogió de hombros. Camila recogió sus piernas y apoyo su quijada en las rodillas. -Ella debe superarlo, no va a volver.
-Camila, debes entenderla. -Su abuela toco su hombro. -Tu padre fue el amor de su vida, lo único que le queda eres tú.
-Pero, ¿por qué prohibirme tantas cosas? -Preguntó. -No quiero... No quiero que la vida se me pase estando aquí... Es, frustrante.
-Por miedo. -Respondió su abuela. Camila se giro para poderla observar mejor, se encontraba con un vestido negro y su cabello iba trenzado. -Tiene miedo a perderte.
-No lo hará. Pero, ese miedo puede hacer que me pierda. -Se levantó de golpe, lo que más le molestaba era ese famoso miedo, lo había sentido cuando presenció ese sueño pero, debió ser así, el ser humano debía experimentar todo eso.
-¿Donde vas? -Preguntó su abuela.
-A mi habitación. -Camila empezó a caminar pero su abuela la detuvo antes de que se fuera totalmente.
-Ten cuidado esta noche, ¿si?
Camila se sorprendió.
-Yo... No...
-No es necesario que me expliques. -Le interrumpió. -Eres un espíritu libre, no puedes estar todo el tiempo encerrado. Tu lo dijiste, es frustrante estar en un solo lugar.
Aquellas palabras le dieron ánimos y valentía para poder probarse, ¿hasta donde la llevaría el viento? Quería saber y responder a todas esas interrogantes que tenia sobre ese fantástico he inexplicable mundo.
¿Existiría esas pequeñas luces de las que alguna vez su padre le hablo? ¿Podría escuchar el sonido del agua caer acompañada de la luz de la luna? ¿El bosque sería tal y como su tío alguna vez le comento? Quería saber pero, en sus recuerdos y sensaciones solo abarcaban el asombro, miedo y curiosidad. Debía ser esa noche, debía al menos conocer un poco más allá de los limites impuestos por su madre.
Camila le sonrió a su abuela, marchándose decidida a su habitación.
Por otro lado, su abuela se encontraba algo inquieta ante aquellas reacciones de su joven nieta, pequeños rumores empezaron a llegar al pueblo y muchos de los pueblerinos se encontraban con intriga. Los tiempos habían cambiado pero, ¿podría volver a ser como fue en aquella época?
-Mientras use el collar, siempre estará protegida. -Comentó en voz baja, no quería que su hija la escuchara y se preocupara más de lo que se encontraba, al fin y al cabo, solo era una jovencita queriendo devorarse al mundo.
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Luz de luna ©
FantasyAunque Dios hubiese creado el mundo en 7 días y hubiese otorgado el poder de profetizar, de poder hablar sobre lo que sucedió y posiblemente sucederá, no había sido lo suficiente... Había un pasaje que hacia falta, algo que se perdió en el tiempo, ¿...