Anochecer
Se preparaba para el escape de esa noche. Su mamá le había puesto tantas reglas y límites que ya no se sentía bien en casa, necesitaba airé libre y su propio espacio.
No fue necesario planearlo mucho, su madre tomaba té para poder conciliar el sueño y su abuela, bueno, ella ya sabía que haría esa noche.
No pasaría nada si nadie se enteraba, ¿correcto?
Se probó el vestido azul rey que su tía le había regalado meses atrás. Era sencillamente hermoso, quedaba ajustado en la parte de arriba y tenía una caída delicada, le daba forma a su cintura y pequeño busto.
Esperaria a que anocheciera y así todo sería más fácil.
Su madre y su abuela ya habían caído en un profundo sueño y, fuera de casa, los grillitos empezaban a tocar su melodía.
Se asomó un poco más, pudo observar que había luna llena y que su luz era lo suficientemente fuerte como para ver a través del bosque.
-Bien. -Dijo en voz baja para darse ánimos.
Cogió la capa negra y decidió irse sin zapatos. Quería sentir el frío suelo en todo su explendor.
Llego a la puerta y, vaciló por un momento.
¿Qué pasaría si ellas la vieran, acaso rompería su mamá en llanto por los nervios o su abuela la estaba poniendo a prueba?...
Comenzó a sentir miedo.
No quería lastimarlas...
-No. -Susurró para si. -Necesitas hacer esto.
Salió de casa.
Corrió por unos veinte minutos, pudo haber sido más pero se sentía libre y llena de algo que la estaba consumiendo desde el pecho y hacía vibrar su piel.
"¿Qué era eso?" Pensó.
Aquello no era parecido al miedo que había sentido de pequeña ni tampoco eso que sintió cuando su padre le había traído un conejo como regalo de un viaje.
Su tío una vez le había comentando que experimentaba una sensación inexplicable cuando iba de caza, todo su cuerpo empezaba a hormiguear, su corazón latía con rapidez y que llegaba a sentir que sus sentidos se agudizaban.
¿Podría ser eso?
Camila se sentía todo aquello y mucho más, su cuerpo temblaba y su corazón latía rápido, le costaba respirar pero se sentía viva, viva de poder experimentar eso.
Luego de un rato, se detuvo para poder respirar mejor. Sentía que los músculos de sus piernas ardían y que su pecho pronto explotaría.
No le importaba eso, necesitaba más de esa sensación. ¿Cuánto habría corrido?, ¿estaba lo suficientemente lejos de casa?, ¿se habrían percatado de su ausencia?
Rió.
Se adentro un poco más.
Al rededor de los árboles, pequeñas luciérnagas se juntaban y resplandecian, simulaba una especie de baile entre ellas. Era simplemente hermoso.
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Luz de luna ©
FantasiAunque Dios hubiese creado el mundo en 7 días y hubiese otorgado el poder de profetizar, de poder hablar sobre lo que sucedió y posiblemente sucederá, no había sido lo suficiente... Había un pasaje que hacia falta, algo que se perdió en el tiempo, ¿...