Capítulo 10

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-Quieres que lo lleve a su cama? - Preguntó Juan, mirando con una suave sonrisa al niño dormido entre los brazos de Soledad.

La muchacha devolvió la sonrisa con un brillo cómplice y abrazó protectoramente a su preciada carga.

No quería separarse de él. Lo había visto llorar tanto ése día que no se sentía lista para dejarlo aún. Pero sus piernas se habían entumecido ya, al igual que sus brazos. Por mucho que lo negara, su cuerpo había comenzado a quejarse hacía rato. Pero...

-Quiero tenerlo un ratito más conmigo, por favor! - Susurró suavemente para no perturbar el sueño de su angelito.

El comisario asintió y se sentó al lado de la mujer a continuar con su contemplación silenciosa, mientras aplicaba suaves caricias a los cabellitos revueltos de la criatura. 

Habían vivido un día muy intenso y doloroso, en especial Nicolás. Apenas dejaron la casa paterna, el niño debió enfrentar más dolor del que ya había sufrido. Primero con aquel camillero y luego en el consultorio del médico de guardia. Nadie parecía compadecerse de su sufrimiento, a nadie parecía importarle él... Pensó tristemente en esos momentos. 

Cuando la ambulancia llegó al hospital, Nico pensó ilusamente que Juan lo estaría esperando, sin embargo, cuando las puertas del vehículo se abrieron, se encontró con una silla de ruedas empujada por un camillero malhumorado que pagó sus frustraciones con la inocente criatura. Y allí solamente estaba empezando su calvario. 

El comisario, por su parte, suspiró enojado al no poder encontrar un estacionamiento entre todos los vehículos que rodeaban el hospital y con cada minuto que pasaba su impaciencia iba creciendo al igual que su nerviosismo. Maldición!! Él quería estar al lado de su niño y solamente parecía encontrar obstáculos en el camino.

Cuando al fin encontró un espacio vacío, dejó su vehículo y bajó a toda prisa al ver que la ambulancia ya había llegado al lugar. Hubiera querido estar allí apenas el niño bajara y, sin embargo, no había sido posible. Pero cuando estaba a unos metros de la ambulancia, pudo escuchar los gimoteos de la criatura clamando por su presencia mientras un camillero lo jalaba del brazo y lo hacía sentar bruscamente en la silla de ruedas que había traído para él.

-Auuu, ayyy... Dueleee- Se quejó, tratando de levantarse. Pero se vio detenido por una mano firme que lo mantuvo en la silla.

-Te aguantas! Así como andas en malos pasos, aquí te aguantas! - Explotó, rabioso.

Soledad, que estaba más cerca de Nico, estuvo a punto de responderle pero la voz de Juan la interrumpió de hacerlo. El oficial sentía que la sangre le hervía en sus venas por aquella injusticia.

-Oiga, qué le pasa? Acaso no ve que la criatura está herida? - Gritó, llamando la atención del empleado de la salud. 

Pero el hombre, en vez de mostrarse compungido, elevó la mirada altiva - Es un delincuente solamente. Qué más da! - Expresó, molesto por ser gritoneado. 

Soledad abrió la boca para contradecirlo pero Juan fue más rápido que ella y, caminando peligrosamente hacia el camillero, lo tomó por la solapa del cuello y le dijo - Mide tus palabras que este niño no es ningún delincuente, es una víctima y tú no puedes venir a juzgarla. Cumple con su trabajo o atente a las consecuencias, desgraciado

El camillero observó con ojos anchos al comisario y después al niño que se retorcía en la silla, buscando una posición cómoda para su delicada espalda.- U-una víctima? - Preguntó confundido. Había creído que Nico era un delincuente apresado por la policía y que por eso era acompañado por Soledad. Al ser un hospital público, era una situación que presenciaba más de una vez al día. - Perdón! Perdón, me confundí. Pensé que era un demorado más. Disculpe, no se volverá a repetir. - Respondió, alejándose sabiamente de Nicolás.

Good baby boy (ABDL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora