Capitulo 10

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Esta vez lo hago antes, lo lamento en serio, pero les explico, me quedo matemática a diciembre y tuve que estudiar, tuve problemas con "amigas" y familiares, también estuve enferma y aunque es lo mejor para escribir me dieron una inyección y no veía las letras del celular jeje drogadaaa x)

Bueno, las dejo de joder u acá esta el cap, les juro que me emocione escribiéndolo

Capitulo 10

Me desperté con mas sueño del con el que me había dormido, me había movido tanto que toda la cama estaba hecha un desastre y yo había quedado en una punta boca abajo. Uno de mis brazos estaba debajo de mi cuerpo por lo que había quedado rojo y medio entumecido por el peso que había tenido encima. Debajo de mi cara había una pequeña mancha de saliva salida de mi boca abierta, cerré la boca y como pude me gire, la cabeza me daba vueltas y los párpados me pesaban, sentía que me estaba enfermando.

Mire a mi lado y me di cuenta que el celular yacía en el suelo, por suerte no se había roto. Lo tome, mire la hora y cuando me fui a sentar, lo note, Caleb estaba parado en la puerta apoyado en el umbral, con los brazos cruzados mirando cuidadosamente cada uno de mis movimientos, yo lo mire a los ojos aunque los suyos estaban posados en mi pelo y cuando lleve una mano allí para acomodarlo al menos un poco, él recorrió con la mirada todo mi brazo hasta llegar a mi hombro y así ir subiendo hasta mis labios en donde se detuvo un momento y retomo su camino para terminarlo en mis ojos.

-¿Que haces aquí?- solté las palabras como si pesaran en mi lengua, me cruce de piernas y disimuladamente limpie el rastro de saliva que tenia en gran parte de la mejilla.

-No atiendes mis llamadas- contesto con voz cortante, exigente, dura. Me sentía como una pequeña niña quien se ha portado mal y la retan.

-Eso no te da el derecho de aparecer en mi casa, entrar a mi habitación y mirarme mientras duermo.

-Solo quería asegurarme de que estuvieras bien, podrías agradecerme- seguía con la misma tediosa postura y con cara sería e inexpresiva.

-Nunca te pedí que me cuidaras, estoy bien.

-La próxima contesta mis llamadas- giro sobre sus talones y con paso marcado salio de mi habitación. Era increíble lo rápido que Caleb se podía ofender. Con pequeños y lentos movimientos me pare y baje la escalera de dos en dos.

-Espera- grite cuando él estaba a punto de abrir la puerta- no era necesario que vinieras, solo no me siento del todo bien- me sostuve del barandal y de a poco tranquilice mi respiración

-Pense que algo mas te había pasado, veo que estas bien- sentí el metal crujir bajo sus dedos y antes de poder negarme, con dos pasos llegó a mi, sus labios se encontraban atacando los mios y viceversa. El cálido sabor y la dulce textura de ese pedazo de carne rosada me encantaba, una de sus manos se enredó en mis ondas y la otra apretó mi cintura haciendo que mi cuerpo se pegara a su anatomía, la temperatura comenzaba a subir entre nosotros y mis manos que estaban en su pecho cada vez iban bajando más, llevándose con ellas todo el recuerdo de su cuerpo. No pude evitar soltar un gemido por lo que él bajo sus manos hasta apretujar mis nalgas, sus labios se soltaron y bajaron por mi mandíbula hasta mi cuello, sus besos eran delicados y muy excitantes. Pero había decidió parar, debía parar, por el bien de todos.

-Ahh- solté todo mi aliento cuando sus dientes marcaron mi pálida piel. Abrí los ojos como un búho, reaccionando y lo empuje para atrás. Medio tropezando por la adrenalina que me corría en la sangre, subí la escalera escuchando los pasos marcados y furiosos de Caleb y al llegar a mi habitación lo ultimo fue el azotar de la puerta.

Me sentía sucia, usada, estúpida y podría seguir soltando todo tipo de sinónimos, seguidos de saladasentimientos que no quería admitir.
Me senté en la cama desecha, mi cuerpo seguía desganado y mi mente no lograba encontrar camino a todos mis pensamientos, hice lo primero que se me ocurrió y fue tomar un baño para relajarme ya que seguía sintiéndome rara. En la casa no había nadie, todos acostumbraban a salir por las noches, conseguían a una chica fácil y a la siguiente mañana volvían sintiéndose unos triunfadores. Jenna había ido a su departamento en busca de sus cosas y mi tío la había acompañado. Hacia tiempo que no estaba sola, en paz, y es que estar rodeada de chicos se había hecho rutina y comenzaba a sentirme bien a su alrededor.

Secretos Peligrosos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora