CAP. UNO

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La luz de la ventana le obligó a despertarse lentamente de su sueño. Pudo sentir unos brazos en su cintura lo que le invitó a girar en la cama, mirando fijamente aquellos ojo grises que tanto amaba en secreto.
-Buenos días. - saludó Noah con voz ronca.

Antes de que Ian pudiera responder, un menaje en su móvil le cortó. Mirando rápidamente la pantalla pudo distinguir un mensaje de Diana, su supuesta novia. En el mensaje decía que estaba en la puerta de su casa.
-¿Quién es?- preguntó Noah con cansancio en su cara.
-Es Diana. - dijo en apenas un susurro.
La chica había dejado de enviar mensajes para empezar a llamar a su teléfono.
-Cógelo, yo voy a ducharme. - dijo el chico al lado suyo, para levantarse de la cama con una mirada llena de rabia.
Ian se mordió el labio inferior antes de pulsar el botón verde.
-Ya voy, dame quince minutos. - se adelantó Ian sin dejar tiempo a que Diana dijera algo.
-Al menos déjame entrar. - contestó ella.
Colgó la llamada, pensando como podría echar a Noah de allí, sin que el otro se enfadara.
En ese momento el chico de pelo negro salió de la ducha con tan solo una toalla atada a su cintura. Por mucho que le encantara la vista que tenía ahora mismo delante suya, recordó quién estaba esperando abajo y lo que tenía que hacer.
-Voy a hacer el desayuno.- anunció Noah un poco más relajado que antes.
-No va a poder ser.
-¿Qué?
Ian pudo notar que por el tono de voz que acaba de usar el pelinegro no estaba muy contento. Esto no iba a acabar bien.
-Tienes que irte.
Noah podría haber matado a alguien con la mirada en aquel momento por la lava que contenían sus ojos.
-Está abajo, ¿verdad? - Noah se giró a mirarle tras haberse puesto la camiseta con rapidez - No sé porqué continuas con ella.
-Sabes porqué continúo con ella, Noah.
La tensión entre ellos se hizo visible.
-Estoy harto de esta mierda de chico hetero, Ian. No soy un juguete. Si tanto quieres estar con ella, adelante, pero no me llames de nuevo hasta que tu patético culo decida salir del armario.
-Sabes que no es solo por eso.- dijo Ian antes de que Noah se fuese de la habitación.
-¿Tu familia verdad? - dijo Noah girándose a mirarle -Tu maldita familia. Siempre estás poniendo excusas. Parece que quieres a todos menos a mí, yo soy solo tu sucio secreto. He hecho todo lo que he podido para soportar tu actitud.
-Noah, por favor, hablaremos más tarde.
-No, Ian. Cuando quieras hablar con alguien no me busques a mi, cuéntale tu mierda a tu "novia". - dicho esto, Noah salió de su habitación dejando un silencio tormentoso tras él.
Unos minutos más tarde, se encontraba cara a cara con Diana.
-¿Ese chico no era el hermano mayor de Tatiana? ¿El de la universidad? - comentó Diana sentándose en la cama deshecha.
-Si, vino para ayudarme con una cosa.
-¿A las nueve de la mañana? - preguntó ella levantando una ceja.
Ian lo dejó pasar con un gesto de la mano.
-¿Por qué has venido de todos modos, Diana?- Ian estaba cansado.
-No te acuerdas de que prometiste llevarme hoy, genial.
-Ah, si, mierda. Dame diez minutos y nos vamos.- Ian dejó a Diana sola en la habitación mientras se metía en la ducha sin dejar de pensar que la había cagado con la única persona que verdaderamente deseaba. 
Poco después estaban en el coche, de camino al instituto.
Ian estaba devastado, tenía demasiadas cosas en la cabeza.
No podía parar de pensar, ojalá pudiese ser normal, era lo único que había querido toda su vida... Ser normal, que palabra más fea. Deseaba poder vivir en un universo paralelo, en el que no le importaran los demás, ni la opinión de su familia, donde pudiera estar con Noah, estar con él y que no fuera en secreto. Poder salir de la mano, abrazarle en medio de la calle, sin miedo.
Después de haber estado conduciendo aproximadamente unos diez minutos más llegaron al aparcamiento del instituto.
Saliendo del coche le abrió la puerta a Diana y cuando ya estaban lo suficientemente cerca de la puerta, la agarró de la cintura. Inmediatamente estaba actuando como si pudiera controlar todo y su vida no se estuviera desmoronando.
Pudo sentir todas las miradas encima suya, era algo común, solo que esta vez eran distintas.
Lo pasó por alto, encaminándose hacia su taquilla, ahí fue cuando la realidad le golpeó.
No podía ser, era imposible, una jodida pesadilla, eso es lo que era. Miró hacia la foto, era imposible ¿Cómo?
Aparecía el, de rodillas delante de su pareja.
Solo que no era Diana.
Noah.
Siempre era Noah.
Joder.
-¡¿Qué cojones, Ian?!- gritó Diana haciendo una escena en el centro el pasillo, como si no llamasen la atención ya de por sí.
Sus ojos estaban abiertos como platos. Ian agarró la foto arrugándola en su puño a la vez que trataba de explicarse.
- No es lo que piensas...
-¿Qué no es lo que pienso? Lo que pienso es que he estado follando con un mentiroso, eso es lo que pienso.
Ian no vio la bofetada venir directamente a su cara, no antes de recibirla. Al ver a Diana largarse de allí echando humo por las orejas, corrió hacía al baño, ahogándose en todas aquellas lágrimas que llevaban un tiempo amenazando por salir.

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