CAP. OCHO

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Noah se guardó el teléfono en el bolsillo interior de su chaqueta y se adentró al vestuario masculino del instituto. Solo había tres personas dentro a estas alturas de la película: Marco, Jeremiah y un niño de primer grado.

Sabía perfectamente que ambos agresores se iban juntos a casa en el coche de Marco, así que esperó en la salida del vestuario. Nada más ver a Jeremiah se abalanzó sobre él, agarrándole por el cuello de la camiseta y estampándole contra la pared. Ambos eran de la misma altura, y Marco era más alto, pero llevaba el ingrediente secreto.

-¿Dónde está el otro? - dijo Karlo a su espalda.
- Dentro. - contestó Noah mirando fijamente a Jeremiah.
- Voy a por él. - después de unos segundos se escucharon algunos gritos asustados de Marco.
- ¿Por qué? - dijo Jeremiah, acongojado como estaba.
- Por tocar lo que es mío. - dijo Noah y se desató la batalla.
- Yo no he tocado nada tuyo. - dijo ahogadamente con cada palabra, Noah estaba apretando su cuello con más fuerza.
- Oh, créeme, has tocado algo muy importante. - se le formó una sonrisa en la cara antes de soltar a Jeremiah. Cayó al suelo pero enseguida fue levantado por el cuello de su camisa, sintió una rodilla impactar contra su estómago y luego un puño en su mandíbula, lo que le hizo caer definitivamente.

Sintió el peso de Noah encima suyo; y después un golpe, otro, otro...

- ¡Noah, por Dios para! - No paró, quería matar a ese hijo de puta, literalmente - ¡Noah!¡He dicho que pares por Dios!

——// UNA HORA ANTES//——

Llevaba horas dando vueltas en la cama, pensando. Estaba pensando sobre football, sobre su equipo.

No le gustaba.

En realidad odiaba el equipo y el football solo estaba por su padre. Como odiaba a su padre.
Estaba decidido, hablaría con el entrenador sobre dejar el equipo. Sería un peso fuera de sus hombros.
Pero lo haría cuando todos se hubiesen ido de allí, no quería encontrarse con aquellos animales de nuevo.

Había pasado una hora, el entrenamiento había acabado hace treinta minutos, no quedaría nadie. Entró al instituto y fue hacia los vestuarios, el despacho del entrenador estaba al lado.

Al acercarse escuchó ruido. Extraño.

Retrocedió unos pasos y vio La Luz del vestuario encendida. Se acercó para escuchar más gritos y golpes. Y cuando entró, su mandíbula rozó el suelo. En el suelo se encontraba Jeremiah, o lo que quedaba de él, y encima suya estaba Noah, golpeándolo.
- ¡Noah, por Dios para! - No paró, Noah estaba en el borde de la locura a los ojos de Ian - ¡Noah!¡He dicho que pares por Dios! - se acercó para intentar algo, no fue una buena decisión.
Un codo aterrizó en su cara y pudo escuchar un crujido. Un grito salió de su garganta y despejó la rabia contenida de Noah.
- ¿Ian? Oh Dios mío, ¿Ian estás bien? - preguntó ignorando lo que había pasado minutos antes.

Había hecho daño a Ian.

- Ian, cariño. - susurró más cerca de él para que los demás no le escucharan.
- ¿Qué coño ha pasado? - Karlo apareció por la puerta, tenía unos cuantos golpes, pero estaba parcialmente bien.
- He golpeado a Ian, sin querer. - Ahí fue cuando a él le golpeó la realidad, había hecho daño a su niño, a su todo, tenía ganas de llorar.

Se daba asco.

Karlo quitó a Noah de en medio y se arrodilló frente a Ian. Quitó las manos del adolescente del camino y observó su nariz. Toda su barbilla estaba manchada de sangre. Karlo había sido boxeador, así que era experto en todo el tema de sangre y huesos rotos.

- Está rota. - dijo Karlo ayudando a Ian a levantarse del suelo.

Noah no sabía si acercarse, no sabía si Ian estaba enfadado, si siquiera quería hablarle.

- Te dije que no hicieras nada.
- ¿Qué? - estaba confundido.
- Te lo dije, que no hicieras nada.
- Tenía que hacerlo, te habían hecho daño.
- Y tú me acabas de romper la jodida nariz. ¿Tengo que pegarte ahora?¿Se lo pido a Karlo?
- Me ofrezco voluntario, no hace falta que me lo pidas. - dijo Karlo avanzando hacia Noah, quien le empujó de en medio y avanzó hacia Ian, el cual podía ver la culpa en los ojos grises de Noah.
- Lo siento. - era sincero, lo sentía.
Tenía sus dos manos en la cara de Ian, agarrándole suavemente,
- Lo siento. - sus ojos se empezaron a enrojecer.
- Lo sé, tranquilo, estoy bien. Bueno, me duele un huevo, pero sé que no querías hacerlo.

Noah asintió y limpió la sangre de Ian con la manga de su camiseta.

Ambos salieron de allí abrazados dejando a Karlo y a los otros dos en aquellos vestuarios.
- ¿Nos vais a dejar aquí? - preguntó Jeremiah en el suelo sin poder mantenerse.
- Cállate. - ordenó Karlo mientras entraba al instituto para ver al otro.
Karlo se arrodilló frente a Marco, pero éste se apartó sin pensarlo.
- No... No me toques. - dijo con fuerza.
- Deja de moverte, idiota. ¿No ves que intento ayudarte?
- ¿Después de haberme pegado? Sinceramente no te creo demasiado.
- Tienes suerte de ser guapo, si no te habría dejado peor. - dijo Karlo guiñándole el ojo.
Levantándose del suelo lentamente, Marco le miró con el ceño fruncido.
- Apártate de mi camino, subnormal. - susurró mientras trataba de salir con su orgullo intacto.

No sabía porque le preocupaba su opinión.

- Te veré mañana, cariño. - gritó Karlo, obviamente intentando provocarle.
- Que te den. - gritó Marco de vuelta, sacándole el dedo corazón.

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