Escapando de la popularidad [LVDDLP #2]

2. Propuestas.

Noah y Roscoe pasaban el rato burlándose de Shelsy a través de la ventana del salón de física. Ellos tenían una hora libre y Shelsy no. Les había sacado el dedo del medio como siete veces, pero ellos no se iban. La estaban distrayendo y lo peor que el ciego Mike, profesor de física, no lograba cacharlos… porque estaba más ciego que un topo.

Cuando Noah lanzó un borrador por la ventana y fue a darle directamente en la cabeza a Shelsy. Ella parpadeó varias y veces y tragó, esbozando una sonrisa. Era suficiente. Deslizó su mano debajo de la mesa y se quitó sigilosamente el zapato. Lo apretó en su mano, vigilando al profesor. Cuando el viejo se volteó, Shelsy aprovechó su oportunidad. Levantó el zapato y la aventó por la ventaba. El zapato voló a través de esta, golpeando la frente de Noah y tirándolo al piso fuera del banco en el que estaba. Roscoe casi se cae también, tratando de no desarmarse de la risa.

Shelsy sonrió satisfecha. No tenía su zapato, pero había valido la pena.

—Tiene mejor puntería que Lorena —se burló Roscoe—. ¿Estás bien?

—De milagro —se levantó, volviendo a la banca—. ¿Ya viste que Melanie no ha parado de mirarte en toda la mañana? —le preguntó Noah apuntando con la cabeza hacia la chica rubia sentada en una de las mesas del área verde.

Sostenía un lápiz y estaba reunida con su grupo de estudio. Era el primer día y ya tenían trabajo que hacer. Ella levantó su mano y le sonrió. Roscoe levantó una ceja, pero le devolvió el saludo antes de girar su cara de nuevo.

—¿Qué le pasa?

—Creo que le gustas —Noah le empujó el brazo.

—Bueno… —sacudió los hombros—. No me importa, lo sabes.

—Lo sé —Noah asintió—. Es solo que si no te mueves ahora Shelsy…

—No sucederá nada con Shelsy, no lo sabe —Roscoe se cruzó de brazos y frunció el ceño, como Noah había predicho que haría—. Ella no lo sabe… —repitió cerrando los ojos.

Los volvió a abrir y miró a Shelsy a través de la ventana. Le sonrió, ella lo estaba mirando. Esbozó una sonrisa, la cual Shelsy devolvió. Ella rápidamente llevó su vista hacia al frente de la clase, dejándolo con más ganas de mirarla. Ahí estaba… no lo quería. Lo que él no sabía era que el ciego Mike se había dado cuenta de que no llevaba un zapato y la envió a la dirección por eso. Ella se levantó y salió por la puerta con la cabeza gacha. Quería su zapato de vuelta.    

—¡Roscoe!

El chico se sobresaltó al escuchar una voz gruesa y extremadamente ruidosa llamarlo. Casi se cae de la banca de nuevo. Volteó a ver quien lo llamaba. Era el entrenador de futbol americano; Lafferty. No sabía por qué lo llamaba, tampoco quería descubrirlo, pero no le quedaba de otra, ya que se estaba dirigiendo en su dirección. Cuando llegó cerca de él le palmeó la espalda amistosamente.

—Creciste durante el verano ¿Cómo cuánto mides ahora? —interrogó—. ¿1.85, 85?

Roscoe entrecerró los ojos y se echó para atrás mirando la gran sonrisa del hombre rubio y robusto frente a él.

—Sí… ajá ¿puedo ayudarlo en algo? —interrogó.

—Bueno… estaba pensando darte un plan para esta tarde ¿tienes algo que hacer? —interrogó sentándose a su lado en la banca.

Roscoe abrió sus ojos de par y par y tosió. Noah se rió por lo bajo y se levantó—. Yo los dejo solos, como que no pinto nada aquí —Roscoe trató de atajar el brazo de su amigo, pero él se escurrió rápidamente.

—¡No te vayas! —gritó Roscoe. Se movió lejos del entrenador en la banca—. Entrenador Lafferty, dígame ¿en qué… puedo… ayudarlo? —se aclaró la garganta tratando de parecer indiferente, pero no podía hacerlo con ese hombre tan cerca.