Escapando de la popularidad [LVDDLP #2]

9. Tú deberías saber.

Diego salió de la oficina de Blair empujando con su hombro a Roscoe. Él realmente estuvo a punto de voltearlo con sus manos y preguntarle cual era su problema pero se recordó que ahí estaba su hermana y entonces prefirió dejar de esa manera. Cuando Diego al fin cerró la puerta detrás de Roscoe, este rodó los ojos con notable fastidio y tomó asiento frente al escritorio de su hermana.

—¿Qué le pasa? —le preguntó él a Blair apuntando hacia la puerta cerrada con su pulgar mientras dejaba su mochila junto a su asiento en el piso.

—¿Sabes quién es él? —Blair alzó una ceja.

—Diego… algo, no recuerdo —se encogió de hombros—. ¿Cuál es su problema?

—Te lo diré sencilla y claramente; es el ex novio de Melanie Duncan —Blair le ofreció a su hermano una amplia sonrisa—. ¿Eso qué te dice?

—Realmente muy poco.

Blair rodó los ojos, para ser su hermanito el investigador privado no estaba haciendo un muy buen trabajo. Se acomodó el cabello y procedió a darle una breve explicación mientras él mantenía su expresión de confusión, con los brazos cruzados.

—Todo el instituto está enterado de que ella tiene interés en ti y por lo que he estado averiguando, ella fue la que terminó con él —inocentemente su hermana se encogió de hombros—. Creo que es bastante obvia la razón de Diego para actuar así contigo.

—Es exactamente eso de lo que quería hablarte: Melanie Duncan.

—¡Uh, sí! He estado esperando este momento, deja le llamo a Eugene.

—¿Qué? ¿¡Para qué le llamarás a Eugene!? —Roscoe frunció el ceño levantó las manos—. ¿Qué pinta él aquí?

—¡Dah, es mi novio! comparto este tipo de chismes con él, tenemos varias teorías —Blair le sacó la lengua mientras tecleaba en su celular que tenía una carcasa de estampado de leopardo, ella se lo puso en la oreja y luego de unos segundos habló—. Cariño ¿qué estás haciendo? —preguntó.

Sabía que probablemente él estaba en casa, tocando la guitarra o viendo un maratón de películas; Eugene no trabajaba en la mañana los lunes, siempre llegaba a las siete a casa. Blair pareció alegrarse cuando él le dio la respuesta que quería.

—¡Genial! Roscoe está aquí, me va a hablar sobre Melanie, vamos a ver quién tiene razón —alejó el teléfono de su oreja y los puso sobre la mesa, apretando el botón del altavoz—. Habla, hermanito, te escuchamos.

—Soy todo oídos —habló Eugene.

Blair colocó su barbilla sobre las palmas de sus manos y se mostró realmente atenta a su hermano. Roscoe comenzó a relatarles su enredo a Eugene y a Blair con extrema preocupación. La noche del sábado, su cabeza estaba totalmente perdida cuando llevó a Shelsy a casa. Primero tuvo que llevar a Noah y el camino de regreso solo con ella en el asiento del copiloto y él al volante había sido más silencioso de lo normal. Él conocía a Shelsy como para saber que estaba actuando raro. Cuando él estacionó frente a su casa, ella le preguntó qué era lo que iba a decirle… Roscoe le dijo que ya no importaba, que se lo diría luego.

Lo más curioso para él fue que ella no insistió, simplemente sonrió, le besó la mejilla y bajó del auto.

—Te dije que le iba a gustar Melanie —comentó Eugene sonando victorioso—. Me debes veinte dólares, cariño.

—Ahora compartimos el dinero, cielo, no te sirve de nada —se burló ella—. Tu dinero, mi dinero.

—¿Qué debería hacer? —fue la última pregunta de Roscoe para interrumpir a su hermana y a su novio… realmente era la única pregunta que se había hecho durante todo el fin de semana. Blair giró sus silla para verlo.