capítulo 19

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Harry Potter pertenece a JK Rowling.

Death Note pertenece a Tsugumi Ōba y Takeshi Obata.

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19: Jugando al Gato, sin ratón

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Agarrando su Capa de Invisibilidad, Harry Potter bajó hasta la cocina de la Mansión Greengrass, abrió una gaveta y sacó un cuchillo, lo guardó y volvió a subir hasta su habitación. Cerró la puerta, se quitó la capa y vio ante sí a Daphne, con los brazos cruzados.

― ¿Para qué es el cuchillo, cariño? ―preguntó Daphne, solo entonces Harry vio el camisón de color verde de tela transparente.

―Hola, cariño ―dijo él sonriente y sentándose en la cama, mientras agarraba su varita ― ¿Sabes que si realizamos magia fuera de Hogwarts, nos llegará una notificación del Ministerio de Magia? ―Daphne asintió ―El motivo para que llegue dicha notificación, es una runa la cual está en todas las varitas ―Daphne se acercó a él y lo vio incrustando la punta del cuchillo en la parte posterior de la varita, donde había una pequeña M grabada, con el cuchillo, concentró magia, haciendo que la hoja fuera rodeada por un aura de magia cian y una grieta apareciera sobre la M ―Y listo, eso es todo ―Daphne lo miró atentamente y sin creérselo ―Sí, sé lo que piensas, demasiado fácil, ¿verdad? ―ella asintió, sin decir ni una palabra, él sonrió, agarró el cuchillo por la parte de la hoja, que carecía de filo y lo pasó a la rubia ―Intenta concentrar magia a lo largo de la hoja y luego, solo apóyala.

― ¿Y realmente estás seguro, de que esto evitará que el Ministerio nos regañe? ―preguntó ella, aun incrédula.

―100% seguro ―dijo él, mientras apuntaba al suelo ―Orchideous ―un ramo de flores acabó en el suelo.

―El ministerio demorará, solo unos 20 minutos en enviarte algo, Harry ―dijo ella enfadada, pero Harry sonreía, como si estuvieran en una partida de Ajedrez y él ya hubiera ganado. Pasados los 20 minutos, no pasó nada, pasó un día entero y aun nada, ante eso, la rubia se volvió incrédula hacía su novio ―De acuerdo, quizás esto si funcione, Harry. Aun así, es un método muy estúpido y fácil de evitar ser regañados.

―De nada, señorita Potter ―dijo él, haciéndola sonrojar, Harry sacó la libreta y la abrió en una página con dos hojas en blanco, miró la libreta fijamente ― ¿Sabes? Dicen que el poder corrompe.

―Tú mismo lo dijiste, estamos haciendo del mundo, un lugar mejor, Harry ―dijo ella, mientras agarraba la pluma ―Y mejor ahora, que despues ―añadió, para luego mostrarle algo que llegó esa misma mañana, Harry miró extrañado.

― ¿El Profeta Matutino? ―leyó.

―Es una versión que solo aparece, si es una… ¿Cómo lo dicen los Muggle? Noticia de última hora ―contestó.

―Ya veo ―dijo él y leyó la noticia― ¿24 Mortífagos fugados de Azkaban? ―Daphne asintió, con expresión preocupada.

―Se supone, que es imposible salir de esa prisión ―dijo él.

―El Mundo Mágico, está en un grave aprieto, Harry. Y tú también ―dijo ella, colocándole una mano en el hombro y pasándole un periódico de 1991, donde había una nota que decía «El-Niño-Que-Vivió, lo hace otra vez» y una detallada descripción de cómo Voldemort poseyó a Quirrell, hace ya dos años y como Harry lo había derrotado (o eso se pensaba a causa de que, por aquel entonces, Dumbledore trataba de tener a Harry de su lado) y ahora, en el periódico de ese día, se mostraban fotos y nombres de un grupo de Mortífagos, los cuales habían logrado escapar de Azkaban, presuntamente para vengarse de Harry, sin que tuvieran conocimiento de lo acontecido en la Cámara de los Secretos.

Harry sonrió ―Debemos de… meterles miedo a los criminales. Tanto Muggles, como Mágicos, ¿sabes?

― ¿Disculpa? ―preguntó ella.

―No solo los matemos. Hagamos que se asesinen entre ellos o, que sus suicidios sean… espectaculares ―dijo él, con una sonrisa entre maldadosa y burlona ―Que el bajo mundo mágico y Muggle, teman a un verdugo, el cual saldrá de la nada. Entonces, Harry agarró una hoja de blog normal y escribió su nombre en ella, Daphne ocultó la libreta y su hoja suelta y se acercó a él ―Tom Ryddle, hizo de su nombre un anagrama, creo que sería divertido hacer lo mismo ―Daphne puso los ojos en blanco, en señal de exasperación, mientras veía a su amigo jugar con las letras de su nombre y creaba un aliadas.

Los días siguientes, aparecieron varios criminales muertos, por aquí y por allá, la mayoría, se habían asesinado mutuamente, pero dejaron algo, un nombre o una nota curiosa.

Ante aquello, Harry envió un correo electrónico a Roger y otro a Watary, pues sabía que lo comunicaría a L.

«Estoy al tanto de los asesinatos cometidos por el tal "Sir Horas", al parecer, utilizaría alguna clase de gas nervioso, que estimula los sentidos de aquellos a los cuales él juzga como "criminales" y los obliga a batirse en duelo, unos contra otros, creyendo que así, puede limpiar las calles, realizaré esta investigación solo, pero me pondré en contacto con Roger periódicamente, por favor, denle a Linda este correo electrónico, para comunicarme con ella y estar al tanto de posibles pistas que tengamos mutuamente»

Al mismo tiempo, en Paris, se encontraba una rubia de ojos azules, llevaba un vestido verde de una pieza y estaba fotografiando algunos lugares famosos y de renombre.

O eso parecía.

Linda, siempre había sido una grandiosa artista y podía fijarse en cosas que otros no. Por no decir, que su cámara era muy poderosa y podía cambiar los lentes, para lograr tomar las fotos que deseaba ―Muerte por traumas en la cabeza y pecho. No hay mucho por ahora, mi estimado Sir Horas. Pero todos ustedes, cometen un error.

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Las muertes de Mortífagos y de magos, los cuales acostumbraban a visitar el Callejón Knockturn, para encontrar los ingredientes de sus pociones oscuras o sus libros de magia oscura, se mantenía casi desierto. Y en caso de querer asistir, los magos oscuros, lo hacían acompañados, nadie iba en solitario, por ese cazador de magos oscuros, el tal Sir Horas. El nombre podía no ser muy aterrador, pero sí lo era que obligara a las víctimas a matarse entre ellas y dejando aquellos mensajes en sangre.

Algo estaba haciendo y no era por obra del Imperius, eso saltaba a la vista, pues, los supuestos atemorizados testigos, lograban ver que los movimientos, eran un tanto más rígidos, pero no necesariamente destacables, se tenía que tener un muy buen ojo. Al mismo tiempo, una Mortífaga, que se aseguraba de no descubrir su rostro, entró en una casa cualquiera.

O eso parecía a simple vista, compró unos cuantos ingredientes de poción y con el permiso del vendedor, la preparó allí mismo, era una Poción sencilla, no muy problemática. Sabía que la buscaban y por eso, creaba esta Poción, bastó con beberla, su rostro burbujeó, a simple vista, era similar a la poción Multijugos, pero no te transformaba completamente en otra persona, sino que te dejaba cambiar los rasgos de uno de tus padres, por los del otro. No quería ser reconocida, tras escapar de Azkaban.

Debía de cuidarse mucho, con la situación actual.

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HarrisonSir.

HarrisonHoras.

Nota de autor

Bueno este es el capítulo final de esta historia ya que esto es una tradición y también el autor original borró la historia si alguien quiere continuarla tiene mi permiso de hacerlo.

Harry Potter El Maestro De La Muerte [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora