Sus pies lastimados, sus manos doloridas, las lágrimas secas en sus mejillas y la tristeza que inundaba la casa, oscura, sin vida.
Cayó en la cuenta de que aquellos ojos oscuros habían sido los únicos que siempre la miraron, y se sentía apreciada por eso, no sentía ningún tipo de sentimiento romántico al respecto, se sentía acompañada.
Así, por primera vez en la vida, le tomó la mano a aquella sombra y sintió que caía al vacío, para no volver jamás.