XI

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M a r e

Un dolor punzante en el cuello me obliga a despertar. Reconozco de inmediato que me he quedado dormida en el sofá. Abro los ojos lentamente y parpadeo un par de veces para enfocar la vista en la oscuridad. El viento sopla fuertemente afuera, miro la televisión y está apagada. Recuerdo poco a poco lo que hice hace un par de horas, llegué a casa y mis padres no estaban así que Harry y yo cenamos, vimos "El club de la pelea" y ambos nos quedamos dormidos. Observo el sofá en donde se supone que estaría Harry pero se encuentra vacío. Busco rápidamente mi teléfono para ver la hora, son casi las tres de la mañana. 

—¿Harry?— nadie responde. Tomo la cobija que no estaba antes de quedarme dormida y la observo con detenimiento. Un sonido desde la cocina despierta mis sentidos y hay cierta pesadez en la oscuridad que me pone nerviosa. 

Me levanto lentamente y camino temerosa por la sala, cruzo el comedor y vuelvo a escuchar un crujido, esta vez en la parte de arriba. Me petrifico porque siento que no estoy sola en la casa. El frío se extiende rápidamente, las ventanas tienen pequeños cristales de hielo en los bordes y mis dedos están helados. Después de minutos de silencio intento convencerme de que me estoy imaginando cosas, camino a las escaleras para subir a mi cuarto pero una silueta de una persona proyectada arriba vuelve a helarme la piel. 

—¿Harry?— mi voz suena quebrada y me arrepiento de haber hablado ya que la sombra se mueve. 

No se cómo hice para que mis piernas reaccionara para correr rápidamente hacia la entrada, tengo lágrimas en los ojos y mis piernas flaquean. La puerta está trabada, sin pensarlo corro hacia la cocina y camino hacia la puerta que da al camino de los establos y me sobresalto cuando la luz se enciende y veo a Harry entrando acelerado. 

—¿Qué pasa?— pregunta. 

Abro la puerta para salir corriendo, Harry me sigue preocupado y grita mi nombre mientras corro con todas mis fuerzas, cruzo el establo y mis caballos relinchan. A los pocos segundos Harry me alcanza y se cruza en mi camino. 

—¿En dónde estabas?— le grito furiosa y asustada al mismo tiempo

—Me levanté al baño y cuando volví a la sala no estabas. ¿Qué está pasando?

—¡No me mientas! ¿Subiste, en mi casa, estabas arriba?

—Mare, no, ¿qué sucede?

—Había alguien más en la casa. 

Mis piernas tiemblan, mis manos están heladas y quiero soltarme a llorar. Harry observa detenidamente mi casa, presiento su determinación y estoy en lo correcto cuando pienso que se va a echan a andar de regreso. 

—Espera, no vayas. Tenemos que llamar a la policía. 

Me ignora y trota hacia la entrada de la cocina. Desde atrás mis suplicas para que no entre son inútiles, estoy a punto de tomarlo del brazo pero él es más rápido que yo y se aparta de un brinco. Observa desde la ventana, que sigue como congelada, después me mira, observa mis manos y vuelve la vista al interior de la cocina. No se que es lo que observa pero da pasos hacia atrás y me pide que lo siga. 

—¡¿Qué está pasando?!

—No hay nadie— dice seriamente. 

—¿Crees que imaginé todo?— susurro. 

—No lo se, por seguridad será mejor que vengas conmigo

Se que piensa que imaginé los ruidos y la persona en la parte de arriba. Esta ciudad es completamente segura, lo más emocionante que han vivido los policías es cuando la señora Doris encontró a un gato que no podía bajar de un árbol. Me siento estúpida y tal vez me preocupé por nada. Harry nota mi disgusto y suaviza su mirada. 

—Tranquila, vamos a dormir y mañana repasamos lo que crees que viste, ¿sí?

—Harry, no lo imaginé. Había alguien en mi casa, puedo sentirlo.

No sabía como explicarlo, es una sensación fuera de lo normal algo que nunca había sentido, algo inexplicable mantenía mis sentidos alerta.

Abre la puerta trasera de su casa y me dirige a las escaleras. Todo está en silencio y lentamente subimos hacia su cuarto. Harry lo abre cuidadosamente y me invita a pasar. A diferencia de mi habitación la suya es cálida y oscura. Entro temerosa y me paseo por el pequeño espacio entre la cama y un sofá. 

Su cuarto es un reflejo de su personalidad, misterioso, sin muchos objetos que me muestren un poco más de quién es este chico, en la pared a un espejo y me observo, me paralizo un instante cuando creo que mis ojos son gris pálido. 

—¿Mare?

Me doy la vuelta y cuando me giro al espejo el color ha desaparecido y vuelve a mi tono natural. Harry me mira seriamente y trago saliva, ahora pienso que estoy alucinando. 

Me acerco a su ventana la cual no tiene los mismos residuos de una helada como en mi casa. La cabeza me da vueltas, desde aquí puedo ver a lo lejos la oscuridad que consume mi hogar y los escalofríos regresan. Me giro rápidamente y Harry está acomodando unas cobijas en el suelo junto con una almohada. 

—Toma la cama— me dice

Camina hacia su clóset, veo que tiene la misma playera en diferentes tonos oscuros, me lanza una de ellas. Tienen su olor, a cenizas. 

—Gracias, pero prefiero dormir con mi ropa. 

—Como quieras. 

No es verdad, me quiero quitar estos jeans incómodos y mi blusa queda ajustada, el conjunto no es para nada cómodo para dormir. Sostengo desconfiada la playera de Harry y es suave, holgada y se me antoja ponérmela. 

—No veas— le ordeno. 

Se acuesta en la cama improvisada y se voltea. Me quito la ropa rápidamente sin despegar la vista de la espalda de Harry. Una vez que me pongo la playera, que me queda bastante larga, salto a la cama y me cubro con las sábanas. Un tierno olor a cenizas cubre mi nariz, para mis sorpresa es bastante agradable. No logro conciliar el sueño y pienso que Harry sí lo hizo hasta que se mueve y veo que mira el techo fijamente. 

—Estoy asustada— admito.

—Lo se, pero no te pasará nada. 

—No me crees, ¿verdad? 

Harry se reincorpora y se sienta hasta que quedamos frente frente. 

—Puede que haya sido la silueta de un objeto, es algo que suele pasar. Nos confundimos por el cansancio y la oscuridad. 

Por una parte tiene razón pero recuerdo los movimientos, el frío que sentí y cómo se dispersaba en la casa un ambiente helado que me provocó gran susto. 

—Había alguien, lo se— insisto y Harry se mueve incómodo en las sábanas. 

—Piénsalo bien, es un pueblo muy seguro, la ciudad queda un poco lejos y ahí es en dónde debemos preocuparnos, pero aquí te aseguro que solo fue una mala jugada de tu mente. 

—Ajá, ahora estás diciendo que estoy loca. 

Se levanta bruscamente y se coloca al nivel de mi rostro, rápidamente siento como su respiración es caliente sobre mi piel me aparto un poco. 

—Eso nunca. Me refiero a que hay muy pocas posibilidades de que alguien entrara a tu casa, este pueblo es bastante aburrido para que ocurran este tipo de cosas— suena cada vez más serio e insistente. Me enojo un poco porque no quiere escuchar, me doy la media vuelta y cierro los ojos. 

Al momento en que la luz toca la ventana entiendo que he dormido solo un par de horas, me doy la vuelta y veo a Harry en el suelo sin playera. Enfoco la vista en un tatuaje que lleva en el inicio del cuello cerca de los hombros, creo haber visto antes ese tatuaje pero no se en dónde. No logro comprender qué es porque se da vuelta y me observa, siento como se me corta la respiración porque se da cuenta de que lo he observado. 






Fireproof | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora